Los
cuentos maravillosos que surgen desde hace mucho tiempo, en los que se describe
que una alfombra puede volar a velocidades muy altas, que para su tiempo era
algo fuera de lo normal.
Hoy en
día, hemos viajado en algunas naves de uso comercial que han superado la
velocidad del sonido, a nivel mundial se ha publicado que la velocidad de naves
espaciales lo hacen más rápido cada día.
Hay
quien dice que en este siglo de debe llagar a viajar a la velocidad de la luz y
aunque se entiende como una exageración, no me atrevería a juzgar de imposible
el reto.
Darwin,
declaró que con frecuencia la ignorancia engendra más confianza que el
conocimiento: Son los que saben poco, y no los que saben mucho, los que
aseguran que los asuntos nunca serán resueltos por la ciencia.
En
efecto, es la ciencia la que ha resuelto un sinfín de problemas, que resuelven
conflictos de toda índole a diario y en todo momento.
No se
que fue lo que obligó a los cuentistas de antaño, a decir que una alfombra
podía volar, lográndolo solo con un chasquido de los dedos y el sueño se
convertía en una realidad maravillosa.
Son
pocas las cosas que hoy nos sorprenden, optamos por afirmar que así es este
tiempo, a cada momento los descubrimientos logran sorprendernos de manera
importante.
Creo
con firmeza que gracias a esa imaginación sin fronteras, el ser humano ha
logrado hacer realidad lo que en primera instancia calificamos como una
fantasía a veces imposible de lograr.
Hacer
realidad cualquier asunto que la imaginación nos otorga, desde luego que se
trata del epílogo de algo que deseamos fervientemente y finalmente se hace
realidad por medio de esa imaginación y el trabajo a realizar.
Es como
el sueño de Newton, a quien el universo le parecía como el mecanismo de
relojería al describir los movimientos regulares y orbitales predecibles de los
planetas alrededor del sol, o de la luna alrededor de la tierra.
En el
sistema solar no existen engranajes y las partes componentes del mecanismo de
reloj gravitacional no se tocan en su movimiento, así es en el universo entero.
Los
movimientos de los planetas son más complicados que los de péndulos y muelles,
además, el mecanismo de relojería se deteriora o se destruye en determinadas
circunstancias.
Durante
períodos de tiempo muy largos, la atracción gravitatoria de mundos muy
distantes, no es difícil pensar que en algún mundo pequeño pueda producirse
alguna desviación inesperada dentro de su normalidad.
Sin
embargo, en los relojes de péndulo existe algo que se conoce como el movimiento
caótico: si desplazamos el plomo demasiado lejos de la perpendicular, el
movimiento es arrítmico y desordenado.
El
sistema solar marca mejor el tiempo que cualquier reloj mecánico y la idea de
marcar el tiempo se obtiene del movimiento observado del sol y las estrellas.
Lo
asombroso es que se puedan aplicar las matemáticas de manera similar a los
planetas y a los relojes, por lo tanto, la maravilla de haber concebido la
posibilidad de hacer volar una alfombra es tan sorprendente como el deseo de
viajar a la velocidad de la luz.