sábado, 11 de mayo de 2013

Sentir

Cuentos y más
Sentir es una experiencia personal, nadie puede sentir lo que yo estoy sintiendo en este momento, lo más que usted puede hacer es imaginar lo que trato de decir, pero nunca experimentar lo que me sucede, eso es lo que nos hace distintos a usted y a mi, eso es lo que entendemos como personalidad, eso es lo que los antiguos filósofos han tratado de comunicarnos a través de milenios, la personalidad, la cuadratura del circulo, ¿Será acaso la noción de alma personalidad?
Alma es la parte espiritual e inmortal del ser humano, capaz de entender, querer y sentir, que junto con el cuerpo constituye la esencia humana, así lo declara Aristóteles, como vegetativa, sensitiva y la intelectiva, detalla que en los animales, el alma se halla vegetativa y sensitiva, en el ser humano como vegetativa, sensitiva e intelectiva, pero que no se trata de que los animales tengan dos almas y el ser humano tres, más bien, en los animales es una alma con dos funciones y en los seres humanos son tres las funciones, de tal suerte que se consigue separar la conciencia de la identidad.
Continúa Aristóteles: El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos primaria y radicalmente. La materia es potencia mientras que la forma es entelequia, el combinado de ambas es el ser animado, de manera general entendemos lo que es el alma, tomando en consideración que la palabra entelequia resulta sinónimo de esencia, substancia o clímax, pero, ¿Qué es en realidad el alma? ¿Dónde se encuentra? ¿Cómo puedo verla?
Asistí a una conferencia muy especial en la que se trató el asunto del alma, del espíritu y la causa por la cual siempre existe determinada confusión sobre que es una que es otra, el ponente desarrolló una explicación excelente, comparó el cuerpo humano con una fábrica de automóviles donde el movimiento de trabajo es altamente desarrollado, el mercado exige que se produzcan cientos de unidades por día, con el fin de que sea rentable la inversión y produzca dividendos en el menor tiempo posible.
Menciona que en la fábrica existe un personaje que se encarga de dirigir el funcionamiento de cada sitio en la “banda de producción” donde al final aparece un automóvil totalmente equipado y listo a recorrer los caminos, esa es su función, solo le falta el alma que ha de ponerlo a funcionar como es debido, el combustible por si solo no mueve a la máquina, entonces entra en acción la corriente de la batería y el auto funciona, la batería eléctrica sabemos que proporciona cargas eléctricas que los científicos han definido de muchas formas, pero en realidad no sabemos de donde proviene o como son esas cargas de manera puntual, pero sabemos que existen.
Abordamos el auto y éste hace lo que le ordenamos, pero a nosotros quien nos ordena lo que debemos hacer, simplemente lo hacemos mediante una serie de eventos que tampoco sabemos exactamente de donde provienen, alguien nos dijo como hacer que se mueva el auto, pero a esa persona también alguien se lo dijo, entonces en ese momento estamos aplicando el principio que establece Aristóteles en el sentido de que nuestra alma es vegetativa, sensitiva e intelectiva en conjunto, estableciendo que el auto se mueva a nuestra voluntad, pero cuando accidentalmente se suspende la corriente eléctrica el auto se detiene, acudimos con el mecánico y por el momento nada se puede hacer, entonces, decidimos abordar otro auto en tanto el experto califica si es reparable o lo declara perdida total, ¿Será acaso la función de nuestra alma cuando percibe que este cuerpo ya no marcha como debe ser, lo abandonamos y buscamos otro cuerpo casi como buscar otro auto?
Lo importante en este asunto del alma es que advierto que nadie siente como yo siento pero, comprendo lo que es el sentimiento, aunque no deduzco quien lo ordena ni de donde proviene la orden, extendiendo la pregunta; ¿De donde vengo y adonde voy? O ¿Qué soy o quien soy? Opino que los vicios y las pasiones, es el legado de las generaciones precedentes o actuales, con la etiqueta de ambiciosos, ellos nos mantienen en la ignorancia a favor de su hipocresía, con el peligro de cruzar los límites de la euforia y la depresión que alimentan el riesgo del suicidio o del homicidio, declaro también que nadie tiene derecho a decidir mi vida, con firmeza explico que el alma nace libre y así debe seguir durante el tiempo que habite y maniobre mi cuerpo.
Me parece que es tiempo de afirmar que una cosa es la conciencia y otra es el alma, entendiendo como conciencia aquello que se define como espíritu, de allí se desprende el dicho popular de que “las cosas se hacen en conciencia o en inconsciencia”, pero esta conciencia actúa conforme a los proyectos y dictados del alma, creando la base del comportamiento, por un lado la conciencia y por el otro el alma, como si fuera un triángulo, dejando el espacio en el siguiente ángulo donde se maneja la lealtad, completando así la figura de la personalidad, pues, si uno de los vértices falla o simplemente funciona con incorrección, la vida se desarrolla de manera cismática.
Una vez más encontramos esa figura del triangulo que define perfectamente el soporte vital de todo cuanto ocurre en nuestro macro y micro universo, por un lado la conciencia en uno de los vértices, en otro el alma y en el tercero la lealtad como resultado generacional, es decir, que un buen funcionamiento de conciencia y de alma forzosamente redunda en una lealtad hacia todo proyecto ya que sin lealtad a las ideas, sin lealtad a lo que se busca, sin lealtad a lo que se persigue ningún proyecto puede salir avante, así que reuniendo armónicamente conciencia alma y lealtad, cualquier proyecto de vida por complejo que parezca, formará el triunfo que ha sido edificado con sentimiento personal.





Si o no

Experimento un enojo supremo cuando quiero decir no y sin conciencia lícita digo si, eso me produce un sentido irresponsable con malestares orgánicos, internamente sabía que debía decir no, pero no lo pude corregir y pronuncié un si, comprendo que durante mucho tiempo sufrí la pesada carga de la indecisión, un día encontré la herramienta adecuada y pude decir no, de eso quiero hablar en este momento.
En algún lugar encontré este principio: “Entre la confusión y la claridad” existe una distancia muy pequeña, eso le convierte en el centro del conflicto, cuando se toman grandes decisiones malas se crean grandes problemas malos, inclusive costosos. Con el fin de pensar más en este asunto decidí caminar por un jardín que hacía tiempo no disfrutaba, llegué hasta una banca típica, decidí descansar, resultó tan gratificante el sentarme y admirar el paisaje, comprendí entonces que hacía mucho tiempo que no disfrutaba de la naturaleza, logré percibir miles de respuestas sobre el problema, pero todo era muy confuso.
Cuando recobré la calma, descubro que me acompañaba en la misma banca un hombre de mucha edad que al verme con aspecto de pregunta, simplemente examinó la causa de mis problemas, con desconfianza le describí mi desazón y como si hubiese escuchado mis pensamientos, de manera directa me dice: Lo que te ocurre es que debes aprender a tomar decisiones buenas, lo puedes conseguir fácilmente.
¿Cómo puedo lograrlo? Le pregunto casi de manera agresiva.
Muy sencillo, me contesta con firmeza, que pasa cuando quieres tomar un poco de agua, lo haces en un recipiente vacío, si quisieras hacerlo en un recipiente lleno, lo más seguro es que se derrame el nuevo líquido, así acontece con las decisiones, generalmente decretamos medidas tomando como punto de referencia algún dato que ya se encontraba en la memoria, eso es lo que desvirtúa la idea, induciendo una mala decisión.
Cuantas veces ocurre que se descompone el auto y acudes con el mismo mecánico porque ya lo conoces y la reparación resulta buena de momento, pero al día siguiente vuelve a fallar, decides entonces volver con tu mecánico de confianza y una nueva falla se presenta, todo porque no conoces a nadie que lo haga mejor, es decir, estas cometiendo el mismo error, provocando costos innecesarios, ¿te das cuenta que el problema solo es aprender a tomar buenas decisiones?
Un sistema es lo único que necesitas, como en todas las actividades de la vida, primero debes utilizar la cabeza y formar preguntas de sondeo, si lo haces junto con el corazón, encontrarás mejores respuestas, utilizar un sistema siempre es mejor porque reiteradamente produce mejores resultados, incluso si se cometen errores, aprender a decir si o a decir no, es tan simple que solo debes pensar si lo estas haciendo por una necesidad verdadera.
Por sistema, debes valorar si se trata de una verdadera necesidad, luego, juzgar si es prioritaria y finalmente concluir sí o no, esto se parece a la recomendación “escucha a tu conciencia” porque ese “escucha a tu consciencia” equivale simplemente a poner en armonía cerebro y corazón, ellos siempre encuentran la respuesta exacta, son dos órganos que actúan unidos en este tipo de conflictos, piensa que si dices si cuando lo que quieres es decir no, es un acto de inconsciencia.
Cuando ajustamos una decisión solo en lo que necesitamos, la decisión se vuelve sencilla, nos hace sentir prósperos o realizados, es cosa de preguntarse: ¿Deseo esto o lo necesito? Si lo deseas solamente, tendrás problemas, pero si persigues necesidades verdaderas, resulta extremadamente efectivo porque tomas mejores decisiones, graba en tu cerebro lo siguiente: ¿Qué deseas hacer? Y cuando estés seguro, simplemente di sí, en caso de ser necesario, di no si solo se trata de un deseo, acude a tu consciencia, ella es el punto de equilibrio entre el si y el no.
Unos minutos fueron suficientes en la reflexión del si y el no, cuando trato de cuestionar nuevamente al compañero de banca, éste había desaparecido, pero dejó una nota con la leyenda: Recuerda, si es necesario, lo mejor es decir si, pero si solo es un deseo, el no es preferible, de esa forma evitarás problemas, piensa en el concepto consciencia, ella es y será tu mejor consejera, unir el poder del pensamiento al poder del corazón siempre tropezarás con la mejor decisión, puedes bautizarla como decisión espiritual, si te resulta más sencillo o simplemente un acto de conciencia favorable, espero que el consejo haya cumplido.