Amanece
y con dificultad logro ponerme en pié, me dirijo al baño, abro el paso al agua
y espero que comience a salir caliente, entonces con un poco de flojera me
coloco debajo del agua cálida, que impregna todo mi cuerpo.
Paulatinamente
recupero el estado de vigilancia del día anterior y comienzo a pensar en las
actividades para las próximas horas, acelero entonces el proceso de bañarme
para hacer el resto de las cosas que me propuse.
Con la
rapidez de que soy capaz termino el baño y continúo con el vestuario escogido
para las actividades del día que comienza bastante inquietante por cierto.
Un
ligero desayuno compone mi primer alimento y mi chofer se encuentra listo para
conducirme a la oficina que se encuentra a una distancia de poco menos de cien
kilómetros.
En el
camino recibo una llamada telefónica de mi secretaria indicándome que ha
concluido la lista del personal que debe ser despedido y que solo espera mi
firma y habilitar el movimiento del personal que abandonará la empresa el fin
de semana.
El
despido laboral constituye uno de los más negros fantasmas que hoy en día
azotan a esta sociedad puramente materialista y eso es algo que me preocupa,
pues por la noche soñé que me despedían del trabajo.
Reconozco
que amanecí muy alterado por ese sueño, ya que me provocó miedo, pero en
realidad mi empresa se encuentra muy sólida y nada debe preocuparme en ese
sentido pues los accionistas me han dicho que hoy más que nunca nuestro mercado
se encuentra muy firme.
Este
sueño se ha repetido un par de veces con cierta intensidad, tal parece que se
trata de un asunto tipo trauma psíquico, posiblemente habré de indagar en mi
pasado personal y en los valores transferidos por mis padres y la condición
familiar.
Pudiera
tratarse de una aviso o un miedo, o el reflejo de una liberación, pero yo me
siento en situación ventajosa, más bien creo que estoy dando pie a satisfacer
uno de mis íntimos deseos.
Puede
también estarse poniendo de manifiesto aquella pequeñez que me hace sentir en
inferioridad de condiciones, es posible que a la fecha no haya conquistado lo
que mi subconsciente requiere.
Puede
ser que mis competidores estén tramando algo contra mí, o tal vez alguna de mis
empleadas de confianza no esté actuando con la honestidad que debiera.
En fin,
creo que no vale la pena dar tanta importancia a un sueño, que al final de
cuentas, los sueños, sueños son.
Intempestivamente
siento que mi chofer me indica que hemos llegado y trata de despertarme de
manera autoritaria y hace sonar un ruido como el de mi despertador, pero me
sigue moviendo ahora con agresividad.
Finalmente
abro los ojos y no entiendo porque no estoy en el asiento de mi carro, estoy en
una habitación muy parecida a mi recámara y de momento escucho una voz
femenina, es mi esposa que de manera autoritaria dice que ya está servido el
desayuno.
Mi
desconcierto ahora es mayúsculo, cual es el sueño y cual es la realidad,
¿podría usted explicarlo?