viernes, 30 de septiembre de 2011

El amor a temprana edad II

El relato que dejamos pendiente en el accidente que le quitó la vida al pariente de la novia de mi nieto, todo accidente es doloroso, lo es más cuando se trata de familias que de alguna manera están relacionadas por sus descendientes.

La resolución de la autoridad es que el homicidio se califica de culposo, lo que significa que por medio de una fianza que garantice el pago de daños, el culpable tiene derecho a disfrutar de la libertad condicional hasta la solución del problema.

Lo que se ha discutido en este asunto es la culpabilidad de mi nieto y como prevalece la ignorancia en los términos de la póliza de seguro del auto, se dificulta el llegar a una solución del problema.

La cultura del seguro parece en momentos estar destinada a morir, es posible que se deba a la falta de lectura, es decir, que leemos muy poco o casi nada, entonces quedamos sujetos al más hábil o al más ambicioso.

El problema en esta historia no es cuestión de dinero, es cuestión de la vieja ley de ojo por ojo y diente por diente, los parientes de la novia no buscan solución lo que buscan es la aplicación de la ley mencionada.

Ellos manifiestan que el día en que mi nieto pierda la vida, ese día la justicia se habrá presentado y ninguno de ellos ha pensado por un momento en la jovencita, que días antes era la representación de una chica enamorada.

Cuando mi nieto ha quedado libre con las reservas de ley, los ataques de los familiares de la chica se incrementaron y desde luego que los chicos no pueden verse de ninguna forma, los parientes de ella lo impiden con todos los recursos que tienen a la mano.

Los muchachos siguieron enamorados e intentaban a cada momento el reunirse para poder tomar alguna medida que permitiera seguir el noviazgo iniciado desde aquella tarde.

Una y otra vez cuanto intentaban era destruido por los familiares de la chica, hasta que decidieron solicitar la ayuda de una persona independiente de ambas familias, pero lo hicieron de manera secreta como medida de protección.

Un día y a una hora determinada decidieron utilizar el carro que inició este conflicto, pero lo hicieron de manera secreta, ninguna de las familias se enteró cuando y como abordaron el automóvil.

Lo primero que hicieron fue salir a carretera como buscando a donde ir, que camino tomar, como en un buen rato no lograron decidir a que parte del país acudirían a consolidar su amor y con el temor de ser descubiertos, simplemente partieron sin rumbo fijo.

Sin decir palabra, la novia aprovecha la entrada a una curva pronunciada de la carretera, sujeta fuertemente el volante para que mi nieto no pudiera hacer nada para corregir el rumbo y el auto cae a una barranca profunda y ambos pierden la vida.

Esto que he narrado lo encontré en un escrito que mi nieto dejó en su recámara antes de partir con su novia, en busca de la solución extrema del problema de su amor.

Historia de amor que me entristeció un buen tiempo, pero tuve que valorar esa historia para comprender que en verdad se amaban intensamente y que todos fuimos culpables de perdida tan triste e irreparable.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El amor a temprana edad

Uno de mis nietos de nombre José, sin darme cuenta fue creciendo como todo un caballero y un día de tantos, tocan a la puerta y oh, una señorita muy agraciada directamente pregunta: ¿Se encuentra Pepe?

La verdad es que de momento no supe que contestar, el impacto fue tan grande que permanecí algunos instantes en silencio, hasta reponerme de la sorpresa y solo acerté a decir: un momento, en seguida baja.

Me dirigí a su recamara, pero Pepe estaba ya en la escalera y solo me avisa que saldría con Rosita a tomar un helado en la plaza del centro del pueblo.

Mayor fue la sorpresa cuando comprendí que ya había crecido mi nieto y ni siquiera me había dado cuenta, en ese momento la imaginación desencadenó una serie de eventos que no lograba controlar.

La curiosidad me obligó a dirigirme hasta donde se encontraban los tortolos, y checar con mis propios ojos el valor del romance que comenzaba, de acurdo con mis datos.

Hacía tiempo que no presenciaba un romance tan limpio, tan inocente como el que estaba frente a mis ojos, tomando su helado, muy juntos e intercambiando miradas que hacía mucho tiempo había olvidado que existían.

Regresé a casa con la seguridad de que, había presenciado un amor como el que experimenté en los primeros años de cortejar, a la que fue mi esposa.

Me disponía a disfrutar de un descanso bien merecido en la soledad de la casa cuando, el teléfono interrumpe esa maravillosa tranquilidad y escucho a mi nieto con voz entrecortada y con preocupación, de inmediato me dirijo a donde se encontraba.

Resulta que por accidente, mi nieto lesionó a un joven con el auto que le regalé al cumplir los 16 años, en estos días estrenaba carro y permiso oficial de conductor, solo faltaba conocer el estado de salud del lesionado.

La tremenda sorpresa fue que el lesionado era pariente cercano de la novia de mi nieto, esto complicó la situación porque ahora se enteraban que mi nieto y ella se ostentaban como novios, lo cual desencadenó el malestar familiar de la novia.

Desde luego que me adelanté a explicar a los parientes del lesionado, que la aseguradora del auto se encargaría de los gastos como lo prevé el contrato póliza, si la compañía no cubría la totalidad de los gastos, desde luego que asumiría la responsabilidad.

No comprendo porqué la familia se negaba a llegar a un acuerdo, discutían una y otra vez una misma cosa, el asunto era crear el descontento familiar, pues, de ninguna manera aceptaban solución alguna.

Mientras, en el exterior del nosocomio se discutían los puntos fríos del accidente y parecía no haber arreglo alguno, hasta que fueron interrumpidos por el parte médico que da cuenta del deceso del accidentado.

Esto cambia radicalmente las cosas a tal grado que ahora se habla de homicidio y la discusión se vuelve incontrolable, a tal grado que prefiero dejar la continuación de esta historia en el próximo relato.

martes, 27 de septiembre de 2011

El camino largo

Todos los días sábado se reúnen los jóvenes del barrio para asistir al partido de fútbol pues han organizado un equipo que compite cada semana en uno de los campos instalados cerca de su domicilio.

Acudir cada semana al campo de juego se ha convertido en una rutina que poco a poco se torna tediosa, uno de ellos sugiere tomar otro camino para llegar al encuentro con mejor condición física al elegir un camino largo.

Van caminando por algunas calles que por momentos pareciera que solo están caminando en círculos que no los conducen a ningún lado, hasta que uno de ellos descubre el error y a partir de ese momento él toma la iniciativa de guiarlos.

Por motivo del tiempo perdido consideran que es urgente apresurar el paso, de otra forma perderán la competencia por inasistencia y no por falta de habilidad.

El apresurar el paso se convierte paulatinamente en carrera y por desgracia, presencian un accidente donde resulta lastimado un pequeño que pudiera ser vecino de cualquiera de ellos.

Algunos tratan de continuar su camino, solo uno de ellos se detiene, comienza a solicitar ayuda a las personas que van pasando y al poco rato llegan las asistencias adecuadas que se encargan del servicio.

El tiempo transcurrido indica que va a ser difícil cumplir con el compromiso del fútbol y piensa que lo mejor será llegar hasta el campo de fútbol y explicar la causa del retraso.

Las consecuencias no las cuantifica pues fue más importante el servicio prestado al niño accidentado, por razón humanitaria, como buena obra del día.

Al llegar al campo de juego encuentra que ambos equipos ya han iniciado el partido de fútbol, el entrenador le reprende por su falta y el se mantiene callado sin protestar.

En castigo, le impiden participar del encuentro pero él sigue firme en su convicción, entendiendo que lo que hizo fue con la esperanza de que el niño accidentado recibiera la atención debida.

El sábado siguiente se reúnen como de costumbre y deciden escoger el canino corto para evitar ser descalificados en caso de ocurrir otro imponderable y todos obedecen.

El entrenador decide no permitir a nuestro amigo participar en el encuentro porque considera que el castigo por haber fallado el sábado anterior debe ser más enérgico.

Termina el partido con un empate y todos se reúnen en uno de los costados del campo de fútbol, luego aparecen un grupo de personas, familiares todos ellos, y se dirigen al organizador del torneo.

Le describen el uniforme de uno de los equipos y caminan entonces al lugar donde se encuentra nuestro amigo y le entregan un obsequio de buen tamaño sin describir el contenido.

Piden que el organizador y el resto de los jóvenes se reúnan con el fin de exaltar la figura de nuestro amigo por la valentía de atender a su hijo en el accidente de la semana anterior, manifestando que gracias a la rapidez con la que atendió a su hijo, goza de salud completa.

Todos felicitan al joven y el entrenador promete que nunca más castigará a nadie, sin antes escuchado la disculpa.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Exceso de confianza

En el barrio viven muchos jóvenes más o menos de la misma edad y entre ellos existe una competencia permanente con la que demuestran sus habilidades.

No falta el joven que se convierte en el centro de atracción por ser el más inteligente o el más audaz, tampoco puede faltar el que se convierte en el blanco de burlas como lo es el joven con sobrepeso.

La ocurrencia es concertar una carrera entre el joven audaz contra el de mayor peso, con el fin de colocarlo en el pódium de la burla solo por divertirse.

Comienza entonces la promoción de una carrera entre esos dos personajes tan distintos entre sí, que los comentarios de todo tipo circulan por el barrio calificando la carrera de ridícula por la desigualdad evidente.

Es indudable que aún con desventaja, se integra el grupo que está a favor del joven de mayor peso, claro que no dudan que será el perdedor, sin embargo, esperan que la diversión que producirá el evento, será memorable.

El joven de mayor peso en realidad no desea competir, pero el grupo que lo apoya lo que menos le importa es lo que él piense, y todos los días lo animan a evitar que eluda la contienda.

De manera privada, el padre del joven audaz se acerca al contrincante de su hijo y le manifiesta la inconformidad de la carrera, trata de invitarlo a que desista, pero lo hace para protegerlo, desde luego que su proyecto fracasa.

Nuestro joven de muchos kilos de peso hace oídos sordos a la sugerencia, argumentando que no puede desistir, que prefiere perder la carrera que mostrarse como un cobarde.

Entonces el papá del joven audaz le dice: Me parece que tu actitud es valerosa, muestra que en verdad sí posees un carácter a toda prueba, entonces permite un consejo, acepta el reto sin objeciones, pero escucha:

Desde el inicio corre de manera firme y mantén una velocidad uniforme, no te detengas ante nada ni nadie, no temas, mi hijo es tan engreído que en cualquier momento cometerá un error y tú lo debes aprovechar, es posible que consigas el triunfo.

El día señalado se reunió una buena cantidad de espectadores, casi todos hacían bromas bastante pesadas del joven de gran peso, lo bueno es que aplicó los consejos del padre de su contrincante y no tomó en cuenta las burlas de los espectadores.

Inician la carrera y el joven audaz de inmediato toma considerable ventaja a tal grado que se pierde de vista, mientras tanto, los amigos del joven audaz siguen al “gordo”, como lo describen y le muestran helados dulces y hasta una tremenda hamburguesa.

Por fortuna los consejos del papá de su contrincante surten efecto positivo y no logran el objetivo, lo que determina que nuestro amigo continúe la carrera firme y continuada, nunca pierde la cadencia y rapidez del principio.

El tiempo corre y en la meta no aparece ninguno de los contendientes, hasta unos 10 minutos después a lo lejos se dibuja la silueta del joven de gran peso, solitario se acerca paulatinamente a la meta hasta cruzarla con el emblema de triunfo.

Cinco minutos más tarde, aparece la silueta del joven audaz que rápidamente cruza la meta y levanta los brazos en señal de triunfo pero nadie se acerca a él, lo que le obliga a conocer la causa de esa indiferencia y se percata que “el gordito” es el triunfador.

Los relatores de la carrera descubrieron que fue tanta su presunción que perdió el tiempo con una joven hermosa que se cruzó en el camino y por culpa de ella perdió la noción del tiempo, nunca pensó en las consecuencias de su inestabilidad emocional.

A partir de ese día, la popularidad del joven de sobrepeso, brilló como nunca en su comunidad.