El día comienza como un día normal, solo
que la fecha es 24 de diciembre por la mañana, tal vez sean las 10 de la mañana
y el niño Carlitos pregunta: ¿A que hora llegará mi abuelita? Porque Santa
Claus le ha dejado encargado a ella, un carrito especial de color rojo.
Casi nadie le hace caso a Carlitos,
porque todos están bastante ocupados, el arreglo de la casa con los detalles
navideños complementarios.
Carlitos permanece en silencio, como
nadie le hace caso, decide tomar las cosas con tranquilidad, además resulta muy
divertido y entretenido, el ver a toda la familia desplazarse de un lugar a
otro, lo considera entretenido.
Al poco rato parece que pierde el
interés, decide retirarse a jugar en otro lado, la casa es muy grande con
muchas habitaciones y también con un jardín grande, además de algunas
construcciones casi abandonadas.
Jugueteando llega al jardín, revisa una a
una las flores que adornan de manera vistosa dicho jardín que luce en verdad
maravilloso, recorre lugares que parece que nadie se encarga de revisar o de
dar mantenimiento, más bien tienen apariencia descuidada.
El niño llega hasta un sitio que parece
bonito, como si a ese lugar se le dedicara cierto tiempo en arreglarlo e
imprimir una apariencia confortable, o como sitio favorito de alguien.
La sorpresa es grande cuando descubre que
su abuelita se encuentra en ese lugar y corre a abrazarla con mucho cariño y le
pregunta si tiene el carrito que le prometió y ella le contesta que espere a la
mañana, que al pie del árbol de navidad encontrará el regalo.
La abuelita le pide que se mantenga cerca
de mamá el resto del día, por la noche llegará a la hora de la cena y no antes,
porque tiene que ir de compras.
En ese instante se escucha: ¡Carlitos,
Carlitos! Te busca mamá, la voz es conocida, mostrando cierta preocupación,
entonces la abuelita le dice que atienda al llamado que de cualquier forma ella
debe retirarse ya.
La noche llega y la reunión comienza a
tomar forma con la visita de cada miembro de la familia, y para todos resulta
sorprendente que Carlitos no se retira del árbol, solo hasta que comienza la
cena, le obligan a agregarse a la mesa.
El brindis de las doce de la noche se
realiza con toda alegría y Carlitos no se aparta del árbol hasta que mamá le
obliga a ir a la cama, porque es hora de dormir.
A la mañana siguiente, Carlitos es el
primero que despierta y corre a buscar en el árbol su regalo pero con tristeza
observa que no llegó el carrito que resguarda su abuelita, pero ella tampoco
estuvo en la cena, ¿Le pasaría algo?
Los días siguientes transcurrieron de
manera normal y nadie comentaba la ausencia de la abuelita, y Carlitos tampoco
preguntaba, así transcurrió la semana, hasta la reunión de año nuevo.
Una vez más, Carlitos permanece frente al
árbol, no sabe en verdad que es lo que le anima a permanecer en ese lugar,
finalmente la familia da poca importancia a la permanencia de Carlitos frente
al árbol y de la misma manera que ocho días antes, lo llevan a su recámara y
que duerma.
Cuando todo está en silencio, Carlitos
despierta y sin hacer ruido va hasta el árbol de navidad y corre a abrazar a su
abuelita que le entrega el carrito rojo tan esperado y deseado y la abuelita
solo le dice: Regresa a tu cama y que tengas lindos sueños y se dirige a la
puerta principal y se retira.
Carlitos permanece junto al árbol hasta
que se queda dormido, y el desconcierto por la mañana es general ¿que sucedió?
Hacen tanto ruido que despierta Carlitos, con tremenda alegría platica que su
abuelita le trajo el carrito rojo y lo que ella le dijo.
Todos se miran, unos a otros, pues no
comprenden lo que ha pasado, la abuela hacía 15 días que había partido al
cielo.