sábado, 5 de mayo de 2012

Dos fuerzas


Por: Julio Torres.
Se dice que en el hombre hay dos clases de fuerzas, una que hace que la materia se mantenga unida y otra que penetra en el momento de nacer, en un artículo anterior dijimos que cuando el cuerpo ya está configurado, el alma viene al hombre al entrar a su cuerpo el aliento de vida y se convierte en un alma viviente.
Acudamos a un ejemplo un tanto burdo y con ello explicar a que se refieren esas dos fuerzas. En una fábrica donde se hacen motores que operan maquinaria, vemos que muchos hombres trabajan en su construcción de acuerdo a un plano que ha sido perfectamente concebido, probado con estricto control y declarado perfecto.
Un motor, en su material y construcción, tiene similitud con el cuerpo humano. La máquina tiene un esqueleto, un armazón bien hecho y resistente que soportará todas las partes, grandes y pequeñas que se ajustan dentro de dicho armazón.
Algunas de las piezas están delicadamente ajustadas con la más fina mecánica y otras están hechas de manera que resistan el trabajo pesado, además de las que mantienen un equilibrio o sincronizan con otras, pero todas relacionadas entre si, de tal suerte que puedan trabajar ordenadamente y con un propósito único.
Una vez que todas las piezas del motor han sido colocadas conforme al proyecto, todo el complejo se cubre con otras piezas materiales que protegerán del polvo, suciedad e interferencia, así como el cuerpo humano está cubierto de carne, piel y hasta cabello con lo que lo protege.
Cuando el fabricante del motor planea la cubierta exterior, cuida detalles de la apariencia, agregando bronce brillante, pinta ciertas partes o decide mostrar el brillo del acero, en otros lugares tal vez utilice pintura negra, blanca o plata con la sola idea de hacer atractiva la imagen de la máquina.
El fabricante, después de que ha visto la máquina bien construida, no sacrificaría calidad, propósito o servicio por el bien de la apariencia, porque su motor ha sido construido con un fin, producir determinado número de caballos de fuerza que requiera el trabajo al que será destinado.
El diseñador y los fabricantes se muestran orgullosos de lo que han creado, y consideran al motor una obra maestra de la creación material, la etiqueta dice que su fuerza es proporcional a 100 caballos, esto significa que se intentó proporcionar cierto tipo de servicio al usuario.
Solamente cuando el motor da ese servicio, es que cumplirá su misión en la vida para ser lo que su constructor intentó que fuera, ante nuestra mirada casual, sea una pieza de maquinaria, sin embargo, como el cuerpo de un hombre que está muerto, puede estar perfectamente construido y terminado con una apariencia hermosa.
Pero un motor no es más que eso, un motor, no más de lo que es un hombre cuando no tiene vida, el motor es solo una acumulación de materiales terrenos cuidadosamente unidos, con dos alambres delgados conectados a dos partes del motor por los que entra la fuerza de vida y hace de él un motor verdadero, en lugar de una mera pieza de maquinaria.
Después que la corriente eléctrica está en la máquina, ésta funciona a toda su capacidad y hace el trabajo que se le ha asignado, el obrero que la opera no la llama “una pieza de maquinaria” la observa con mucho cuidado y en lugar de “pieza de maquinaria” dice: “Este es un motor”.
Hasta que el hombre tiene también ese poder especial, esa energía especial que hace a su cuerpo útil y capaz de servir al propósito que fue diseñado, su cuerpo solo es una máquina de arcilla, una forma material terrena.
Los metales de la máquina están formados de piezas de materia que la ciencia llama moléculas y que están unidas por una fuerza que la misma ciencia llama cohesión, los científicos hablan de rocas, piedras y metales vivientes porque aseguran tienen vida, pero además existe otra forma de vida que la máquina requiere para su funcionamiento y para el cumplimiento de sus propósitos.
Lo mismo se aplica a la máquina humana, la carne, los huesos y cada una de las partes de la composición material del hombre, tienen en sí una fuerza que mantiene unidas las células y hace que todas las moléculas se unan fuertemente en una sola masa, pero con la adición de otra fuerza, el aliento de vida, con lo que el hombre cumple sus propósitos como tal.
Entonces, las dos fuerzas a que nos referimos con respecto al hombre, es una que hace de la materia una masa y la mantiene unida y una que penetra en él en el momento de nacer, haciendo que el cuerpo funcione hasta que sobreviene la llamada muerte.
Buscando que todavía resulte más claro lo que en este reportaje explico, en el próximo analizaremos estas dos formas de vida y descubriremos que espíritu, alma y vida son tres cualidades diferentes del ser humano, gracias y hasta entonces.

viernes, 4 de mayo de 2012

Aliento de vida


Por: Julio Torres.
El alimento que asimilamos contiene muchas clases de substancias en distintas combinaciones, esta es la manera como agregamos al material del cuerpo lo que hemos declarado como “polvo de la tierra” con él cubrimos los elementos terrenales en nuestro cuerpo que se están desgastando constantemente.
Se dice que el cuerpo debe estar sano y útil, eso se logra solamente alimentándolo materialmente a modo que las fuerzas de la naturaleza mantenga la maquinaria con la que trabajará el alma del hombre, posteriormente hablaremos de los valores alimenticios adecuados para mantener el cuerpo material en perfecto estado.
La ciencia dice que no existe una sola parte material del hombre que no pueda ser duplicada químicamente, es importante comprender que el cuerpo del ser humano solo es una creación material, como lo puede ser un automóvil o un teléfono, pero indudablemente que el cuerpo es una creación divina, es una expresión de la vida.
Todos hemos admirado esculturas de hombres y mujeres talladas con un parecido maravilloso a los originales, esas obras de los escultores se han hecho famosas, inclusive dichos escultores, por haber duplicado en piedra y otros materiales, la anatomía de los personajes  en su apariencia externa, con parecido impresionante.
Ahora, imaginemos un hombre solamente de arcilla, es decir, solo una mezcla de substancias de la tierra, pensemos ahora en la forma de un ser humano como si estuviera hecho de arcilla, pero con todos los tejidos, huesos, órganos, nervios y vasos sanguíneos, desde luego que es una forma pintoresca, pero es una forma de ver u observar la composición del hombre en un sentido material.
Recuerden esto: “Y Dios sopló en la nariz del hombre el aliento de vida y el hombre se transformó en un alma viviente”. En esta frase encontramos la clave completa, el hombre se transformó en un alma viviente.
Existen dos formas en las cuales podemos interpretar estas palabras bíblicas,  un sentido espiritual o religioso, o solo un significado técnico y científico, porque indudablemente que son demostrables de acuerdo a las exigencias del método científico.
Podemos dedicar un tiempo a las declaraciones anteriores y podemos también, entenderlo como el principio fundamental de la creación, existencia y manifestación del hombre y encontraremos que su composición es dual: Materia por un lado y aliento de vida por otro lado.
En general, podemos y creo que estamos de acuerdo con los principios fundamentales que la ciencia ha sacado a luz en sus procesos de análisis, pero tal vez no estemos de acurdo con mucho de lo que se ha declarado la medicina, la fisiología y la psicología en los textos documentados, pues creo que falta algo, pero tampoco debo apresurarme, no debo pasar por alto ni un solo punto de esta investigación.
Tomemos la frase: “Aliento de vida” como si fuera literalmente verdadera, en alguno de los artículos declaramos que la vida, la energía vital del cuerpo, la fuerza de vida concretamente, entra al cuerpo por medio de la respiración.
Generalmente, lo anterior está acorde con la mayoría de las escuelas científicas, quizás el porqué y el cómo sea la diferencia, se dice del oxígeno del aire que respiramos, que cuando llega a los pulmones crea nuevos corpúsculos sanguíneos y los rejuvenece.
Cierto es que la vida viene al cuerpo por medio de la respiración que va a los pulmones, en este momento solo declaro que la vida empieza con el primer aliento que el recién nacido lleva a los pulmones y que con su ultimo aliento su vida deja de manifestarse.
El asunto se complica, porque si usted pregunta si es verdad o no que la vida viene y se va con la respiración, alguien le contestará que sí, pero con ciertas salvedades, pero así es, porque la pregunta y la respuesta por si solas no toman en consideración otros problemas relacionados con la explicación de la vida.
Hay quien dice que no existe la muerte, que la materia jamás deja de ser, de existir o de manifestarse, de tal suerte que si la vida cesa cuando el último aliento llega a los pulmones, entonces la materia debe morir y la vida se suspende.
Solo quiero dejar claro el siguiente punto: El alma viene al hombre al entrar a su cuerpo el aliento de vida y de esa forma se transforma en un alma viviente. Mucho es lo que nos queda en el tintero que pretendo revelar en el siguiente artículo, de manera que le espero con todo respeto y hasta entonces.

jueves, 3 de mayo de 2012

El tema de la vida


Por: Julio Torres.
No existe un campo común sobre el cual la religión y la ciencia puedan encontrarse con algún entendimiento, ambas dan evidencia de escudriñar la verdad, pero sin encontrarla, sin embargo, una u otra, generalmente declara haber resuelto cualquier misterio bajo su investigación.
En el campo del tema de la vida ninguna de las dos ofrece una comprensión de su naturaleza ni son capaces de demostrar su comprensión, por lo tanto, pretendo agregar otra conclusión a las observaciones hechas en artículos anteriores donde hablamos del hombre “vivo” y el hombre “muerto”.
Recordarán que encontramos que cuando la vida abandona al cuerpo, en la llamada muerte, todos los elementos “inmateriales” desaparecen al mismo tiempo, con la desaparición de la consciencia, se van todo el poder y la energía que apreciamos en el cuerpo “vivo”.
Lo anterior nos conduce a pensar que con la desaparición de la consciencia, se van todo el poder y la energía que hemos visto en el cuerpo vivo, por lo tanto decimos, que la consciencia y la fuerza vital o la energía vital están relacionadas, la consciencia debe tener mente, y si la consciencia y la fuerza vital están relacionadas, entonces, la mente y la fuerza vital están relacionadas y entran y salen del cuerpo.
Científicos han examinado cuidadosamente cada célula de la composición material del hombre, existen muchos libros que de esto hablan, se han desarrollado equipos técnicos muy sofisticados que permiten examinar cada parte del hombre y cada punto ha sido estudiado con responsabilidad.
Pero la parte “inmaterial” del hombre, no ha sido examinada como la parte “material”, es más, en muchos tratados no se menciona la parte inmaterial, ésta, se ha dejado en manos de los clérigos para que ellos la expliquen de manera religiosa o a los filósofos que profundizan de manera abstracta.
Creo que recordarán aquello de que: “Dios creó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida y el hombre se transformó en una alma viviente”.
Desde luego que la anterior declaración escrita en el Génesis, el hombre fue formado del polvo de la tierra, esto se refiere a la creación química y material del cuerpo humano, el sistema para mantener la vida en nuestro cuerpo está basado en la exactitud de esta declaración.
La filosofía declara que todo esfuerzo de la mente o del cuerpo, desgasta continuamente algo de la composición material del organismo humano, dice que debemos mantener determinada condición corporal con el objetivo de conservar la vida, por eso es que comemos, digerimos y asimilamos alimentos y líquidos que se encargan de conservar la existencia y el crecimiento del cuerpo.
Experimentamos placer en el comer, muchos de los actos necesarios de la vida son placenteros, generalmente disfrutamos aquellos que son necesarias en la preservación de la especie, sin embargo, todo indica que debemos evitar la perversión o la obsesión de los apetitos y deseos naturales.
El dominio de los apetitos no debe actuar en detrimento de las manifestaciones físicas ni espirituales, deben estar equilibradas de acuerdo a una ley natural de armonía, asimilamos del alimento muchas clases de substancias en variadas combinaciones, de esa forma cumplimos con el precepto: “Dios creó al hombre del polvo de la tierra”.
Quiero dejar el tema hasta este punto y continuar en el próximo reportaje en el que hablaremos del aliento de vida y de como el hombre se transformó en “alma viviente”, espero su visita y hasta entonces.

martes, 1 de mayo de 2012

Conclusión prueba simple


Por: Julio Torres.
Ampliando el experimento expuesto en un artículo anterior en el que nos colocamos ante dos cuerpos casi iguales y vestidos con ropas parecidas, llegamos a la conclusión de que uno de ellos está vivo y el otro está muerto.
La prueba simple de la aguja con los cuerpos del hombre vivo y del hombre muerto entrega conclusiones muy interesantes, recordemos que cuando estimulamos el cuerpo del que consideramos el hombre vivo, al ser tocado apenas con la aguja, de inmediato se manifiesta la respuesta moviéndose e inclusive hasta despertando y moviendo su pesado cuerpo de más de 80 kilos.
Lo que no ocurre con el cuerpo del hombre muerto que al ser tocado por la aguja, ninguna reacción ofrece, hasta podemos penetrar la aguja a niveles profundos y no surge reacción alguna, ante este fenómeno es que declaramos que ese hombre es considerado muerto.
Nosotros no podemos ver ni sentir qué poder o energía es la que así se manifiesta, lo que nos conduce a la conclusión de que se trata de algo inmaterial que se manifiesta a nuestra observación, usando la aguja en varias partes del cuerpo, percibimos que está presente la misma condición, por eso fue que anotamos en la columna “inmaterial” que la carne posee acción responsiva en todo momento.
Caso contrario o diferente de cuando utilizamos la misma aguja en la carne del cuerpo muerto, donde se aprecia que el organismo permanece inerte, y comparativamente el cuerpo del hombre vivo vemos que su cuerpo cuando lo tocamos con la aguja, ejerce una gran fuerza capaz de mover el cuerpo de distintas maneras, sin aparente esfuerzo.
En la columna “inmaterial” escribimos que el cuerpo del hombre “vivo” tiene un poder controlador, de tal suerte que nos damos cuenta y vemos demostrado otro punto: El hombre vivo no solamente se ha despertado, sino que se da cuenta que está despierto y se da cuenta que ha estado durmiendo en nuestra presencia.
Con todo lo escrito en las columnas “material” e “inmaterial” llegamos a dos conclusiones importantes que parecen tan lógicas y tan verdaderas: Primero.- La composición del cuerpo humano consiste de cosas materiales e inmateriales, ambas dándole al hombre su existencia y manifestación.
Segundo.-La diferencia entre un cuerpo “vivo” y uno “muerto” es la diferencia de las cosas “inmateriales” que hemos anotado, en otras palabras, hemos anotado las cosas no presentes, en el cuerpo “muerto” o sea, las cosas inmateriales que son las que envuelven actividad voluntaria e involuntaria y consciencia.
Recapitularemos en este simple análisis del cuerpo humano, hemos encontrado que hay dos elementos que constituyen la expresión del hombre en la tierra: Lo material y lo inmaterial y la diferencia entre un hombre vivo y un hombre muerto consiste, en la presencia o la ausencia de los elementos “inmateriales”.
Cuando los elementos inmateriales se han ido, o están ausentes, queda el cuerpo humano, pero todas sus manifestaciones como hombre, desaparecen junto con él, su misión en esta vida. El cuerpo muerto solo es arcilla aunque su forma sea definida.
Puede parecer un hombre, como lo sería una estatua de mármol, pero la parte real o esencial, la parte que hace meritorio a todo el resto, ha partido, el hombre deja de ser eso para cuyo propósito fue destinado.
De tal suerte que si encontráramos esa razón, si conociéramos todo acerca del hombre, especialmente la parte importante de él, comenzaríamos por analizar los elementos “inmateriales”, Pero de esto hablaremos en un reporte futuro, mientras tanto, hasta entonces.

Prueba simple


Por: Julio Torres:
Cuando algún familiar cercano o un amigo muere de cualquier manera, no es necesario que sea trágicamente, siempre llega a nosotros una especie de pregunta: ¿Qué hace que una persona tenga vida o no la tenga? Y un comentario común parece ser que al ver el cadáver de alguien conocido hasta parece que esperamos que de momento comience a hablar.
Me propongo en este artículo buscar esa diferencia desde el punto de vista empírico, pero con algunos soportes científicos y parapsicológicos, para ello sugiero que imaginemos dos columnas, una titulada “material” y la otra “inmaterial” y que esto nos permita encontrar diferencias adecuadas que nos induzcan a respuestas creíbles.
Supongamos que frente a nosotros están dos camas, en una  vemos acostado a un hombre de unos 30 años, tés blanca y vestido normalmente como cuando duerme y en efecto, parece que está dormido, y en la otra cama se encuentra otro hombre de las mismas características y vestido igual que el anterior que también parece estar dormido.
Nos acercamos a ambos cuerpos, con la condición de mantener una mente totalmente receptiva por los datos que vamos a encontrar, ahora examinaremos con mucho cuidado las diferencias que presente cada uno de los cuerpos que en apariencia es idéntica y vestidos de la misma forma.
Los dos efectivamente parecen dormidos, aunque uno de ellos  está ligeramente pálido y con temperatura baja, le falta color a la piel con respecto al otro, si  nos acercamos más, notaremos que uno de ellos, el de la izquierda, parece irradiar una energía, una fuerza o poder, un algo que no se aprecia en el de la derecha, aunque pequeña, es notoria la diferencia.
Una vez encontrada una diferencia, debemos anotarla de manera exacta y así nuestro análisis será preciso, entonces, en la columna de la izquierda anotaremos esa fuerza radiante y en la columna de la derecha, la ausencia de esa fuerza.
Si tratáramos de hacer un estudio minucioso de cada cuerpo, seguramente no encontraríamos diferencias, pues los órganos presentarían el mismo aspecto, pero al llegar al corazón veríamos que el de la izquierda posee un movimiento rítmico y el de la derecha no tiene movimiento, lo mismo ocurriría si pudiéramos ver los pulmones de ambos.
Extraer muestras de sangre de ambos cuerpos, puede ser la prueba definitiva, en primera instancia la sangre de ambos parece igual, no se encuentra diferencia, pero al analizar esas muestras de sangre con un poderoso microscopio, encontraremos que la del hombre de la izquierda contiene una mancha o punto en el centro de cada célula sanguínea, que parece vibrar o temblar.
En la columna “inmaterial” anotaremos que esa actividad o temblor, esa vibración es algo de naturaleza inmaterial pues no vemos la energía o poder que causa el temblor o la vibración aunque si vemos su efecto en la célula del hombre de la izquierda y eso es algo que no encontramos en el cuerpo de la derecha, ahora podemos decir que el de la izquierda está vivo y el de la derecha no lo está.
Pero hagamos otra prueba para estar seguros, utilicemos una aguja, no para producir daño, simplemente para llevar a cabo la conclusión de este examen, primero tocaremos con la aguja al hombre de la izquierda sin lastimarlo y notaremos que la carne responde con rapidez manifestando contracción o temblor, el de la derecha no responde a ningún estímulo.
Nosotros no podemos ver ni sentir que poder o energía es el que así se manifiesta, por lo que llegamos a la conclusión de que se trata de algo inmaterial a nuestra observación, usando la aguja en varias partes del cuerpo, notaremos que esta presente la misma condición hasta que despertamos a ese cuerpo de la izquierda.
La gran sorpresa es que ese cuerpo por si solo se levanta, camina y si esos cuerpos pesan unos 80 kilos, no entendemos como es que esa diminuta vibración en cada célula sanguínea es capaz de mover esa masa de 80 kilos casi sin esfuerzo, en el otro cuerpo no existe ninguna reacción y para levantarlo recurrimos a varias personas o a una máquina que pueda levantar esos 80 kilos, desde luego que esto es motivo de una ampliación de tema que abordaremos en un futuro, hasta entonces.

lunes, 30 de abril de 2012

Hábito y voluntad


Por: Julio Torres
Una definición puede ser que el hábito es una ley inconsciente de la mente subconsciente, de cierta manera todo el edificio, como se ha establecido, nos referimos al cuerpo humano, se cansa por agotamiento y el ingeniero jefe encara los peligros con sabiduría, pero es fiel a su trabajo y con un esfuerzo extremo mantiene el cuerpo en excelentes condiciones.
El señor tacto puede sentir una fatiga más acalorada con los latidos de la maquinaria trabajando de manera rápida, pero el jefe de registros toma nota del hecho y hace una entrada en sus libros anotando que ciertos rasgos indeseables provocaron la fatiga.
Todo lo anterior es ignorado por el señor gusto y el señor tacto, quienes finalmente provocaros los disturbios descritos, porque ellos muy rara vez o nunca revisan los registros de la memoria cuando desean “pasar un buen rato”.
Muchas veces todo el sistema se debilita, no por el ingeniero jefe, sino por la interferencia voluntaria por parte de los ejecutivos objetivos que no razonan, así percibimos que el ingeniero jefe siempre está listo a defender el cuerpo que es su tarea obligatoria, es el guardián junto con el jefe de registros que protegen a la maquinaria humana.
La guardia funciona perfectamente, sin embargo, cuando el señor vista y el señor tacto deciden que desean cierta droga para el cuerpo, se la ponen en la boca y en seguía dice el señor tacto que al señor gusto no le gusta el sabor, se consulta al jefe de registros, quien a su vez consulta los libros de la memoria y encuentra que ya una vez se tomó la misma droga y hubo grandes problemas.
Esta información se la entrega al ingeniero jefe quien en seguida pone en funcionamiento la maquinaría de peligro, y el ingeniero jefe hace lo posible buscando anular cualquier problema causado por la droga, pero si se utiliza una y otra vez, contra los avisos del jefe de registros o del ingeniero jefe, gradualmente la maquinaria se debilita tratando de enfrentar batallas innecesarias y de corregir problemas innecesarios.
El tema que nos ocupa hoy es el de los hábitos que se forman de la misma manera, el ingeniero jefe obedece órdenes, ese es su trabajo, cuando la mente objetiva repetidamente le dice que haga algo, él toma nota y lo procesa, así nada más.
Supongamos que el ingeniero jefe y el jefe de registros encuentran, después de muchas semanas de observación, que después de cada comida y después de procesar cada carga de combustible que llegó al sistema, el ingeniero jefe tuvo que comenzar a mover los músculos necesarios para fumar un cigarro.
Supongamos que el ingeniero jefe oyó decir al señor tacto, tres veces al día: “Quiero fumar ahora, tenga todo listo para que yo fume, haga mover mi cuerpo de manera que pueda tomar el cigarro, encenderlo y fumarlo”.
Después de varias semanas de esta orden, el ingeniero jefe escribe en el libro del jefe de registros: “Tan pronto como todo el combustible está en el horno, o sea el estómago, y ha terminado su trabajo, poner los arreglos necesarios en acción para fumar cigarros”.
Lo anterior sería una ley para el ingeniero jefe, él nunca discute tales leyes porque seguramente el señor tacto y el señor gusto tienen la habilidad de razonar y deberían saber lo que están haciendo, así guarda esta ley en el tablero de noticias y después de cada comida comienza la maquinaria de  fumar cigarros porque ya está hecho el programa y se efectúa de manera casi automática.
El señor tacto y el señor gusto notan que después de cada comida hay una sensación extraña que los obliga a fumar. Hasta aquí dejamos este tema que me parece maravilloso el poder comprender que es lo que pasa con los hábitos que no guardan mucha distancia con los vicios.
En el próximo reporte ampliaremos este concepto de los hábitos, la invitación cordial y hasta entonces.

domingo, 29 de abril de 2012

El hábito


Por: Julio Torres
Una definición puede ser que el hábito es una ley inconsciente de la mente subconsciente, de cierta manera todo el edificio, como se ha establecido, nos referimos al cuerpo humano, se cansa por agotamiento y el ingeniero jefe encara los peligros con sabiduría, pero es fiel a su trabajo y con un esfuerzo extremo mantiene el cuerpo en excelentes condiciones.
El señor tacto puede sentir una fatiga más acalorada con los latidos de la maquinaria trabajando de manera rápida, pero el jefe de registros toma nota del hecho y hace una entrada en sus libros anotando que ciertos rasgos indeseables provocaron la fatiga.
Todo lo anterior es ignorado por el señor gusto y el señor tacto, quienes finalmente provocaros los disturbios descritos, porque ellos muy rara vez o nunca revisan los registros de la memoria cuando desean “pasar un buen rato”.
Muchas veces todo el sistema se debilita, no por el ingeniero jefe, sino por la interferencia voluntaria por parte de los ejecutivos objetivos que no razonan, así percibimos que el ingeniero jefe siempre está listo a defender el cuerpo que es su tarea obligatoria, es el guardián junto con el jefe de registros que protegen a la maquinaria humana.
La guardia funciona perfectamente, sin embargo, cuando el señor vista y el señor tacto deciden que desean cierta droga para el cuerpo, se la ponen en la boca y en seguía dice el señor tacto que al señor gusto no le gusta el sabor, se consulta al jefe de registros, quien a su vez consulta los libros de la memoria y encuentra que ya una vez se tomó la misma droga y hubo grandes problemas.
Esta información se la entrega al ingeniero jefe quien en seguida pone en funcionamiento la maquinaría de peligro, y el ingeniero jefe hace lo posible buscando anular cualquier problema causado por la droga, pero si se utiliza una y otra vez, contra los avisos del jefe de registros o del ingeniero jefe, gradualmente la maquinaria se debilita tratando de enfrentar batallas innecesarias y de corregir problemas innecesarios.
El tema que nos ocupa hoy es el de los hábitos que se forman de la misma manera, el ingeniero jefe obedece órdenes, ese es su trabajo, cuando la mente objetiva repetidamente le dice que haga algo, él toma nota y lo procesa, así nada más.
Supongamos que el ingeniero jefe y el jefe de registros encuentran, después de muchas semanas de observación, que después de cada comida y después de procesar cada carga de combustible que llegó al sistema, el ingeniero jefe tuvo que comenzar a mover los músculos necesarios para fumar un cigarro.
Supongamos que el ingeniero jefe oyó decir al señor tacto, tres veces al día: “Quiero fumar ahora, tenga todo listo para que yo fume, haga mover mi cuerpo de manera que pueda tomar el cigarro, encenderlo y fumarlo”.
Después de varias semanas de esta orden, el ingeniero jefe escribe en el libro del jefe de registros: “Tan pronto como todo el combustible está en el horno, o sea el estómago, y ha terminado su trabajo, poner los arreglos necesarios en acción para fumar cigarros”.
Lo anterior sería una ley para el ingeniero jefe, él nunca discute tales leyes porque seguramente el señor tacto y el señor gusto tienen la habilidad de razonar y deberían saber lo que están haciendo, así guarda esta ley en el tablero de noticias y después de cada comida comienza la maquinaria de  fumar cigarros porque ya está hecho el programa y se efectúa de manera casi automática.
El señor tacto y el señor gusto notan que después de cada comida hay una sensación extraña que los obliga a fumar. Hasta aquí dejamos este tema que me parece maravilloso el poder comprender que es lo que pasa con los hábitos que no guardan mucha distancia con los vicios.
En el próximo reporte ampliaremos este concepto de los hábitos, la invitación cordial y hasta entonces.