domingo, 25 de septiembre de 2011

Exceso de confianza

En el barrio viven muchos jóvenes más o menos de la misma edad y entre ellos existe una competencia permanente con la que demuestran sus habilidades.

No falta el joven que se convierte en el centro de atracción por ser el más inteligente o el más audaz, tampoco puede faltar el que se convierte en el blanco de burlas como lo es el joven con sobrepeso.

La ocurrencia es concertar una carrera entre el joven audaz contra el de mayor peso, con el fin de colocarlo en el pódium de la burla solo por divertirse.

Comienza entonces la promoción de una carrera entre esos dos personajes tan distintos entre sí, que los comentarios de todo tipo circulan por el barrio calificando la carrera de ridícula por la desigualdad evidente.

Es indudable que aún con desventaja, se integra el grupo que está a favor del joven de mayor peso, claro que no dudan que será el perdedor, sin embargo, esperan que la diversión que producirá el evento, será memorable.

El joven de mayor peso en realidad no desea competir, pero el grupo que lo apoya lo que menos le importa es lo que él piense, y todos los días lo animan a evitar que eluda la contienda.

De manera privada, el padre del joven audaz se acerca al contrincante de su hijo y le manifiesta la inconformidad de la carrera, trata de invitarlo a que desista, pero lo hace para protegerlo, desde luego que su proyecto fracasa.

Nuestro joven de muchos kilos de peso hace oídos sordos a la sugerencia, argumentando que no puede desistir, que prefiere perder la carrera que mostrarse como un cobarde.

Entonces el papá del joven audaz le dice: Me parece que tu actitud es valerosa, muestra que en verdad sí posees un carácter a toda prueba, entonces permite un consejo, acepta el reto sin objeciones, pero escucha:

Desde el inicio corre de manera firme y mantén una velocidad uniforme, no te detengas ante nada ni nadie, no temas, mi hijo es tan engreído que en cualquier momento cometerá un error y tú lo debes aprovechar, es posible que consigas el triunfo.

El día señalado se reunió una buena cantidad de espectadores, casi todos hacían bromas bastante pesadas del joven de gran peso, lo bueno es que aplicó los consejos del padre de su contrincante y no tomó en cuenta las burlas de los espectadores.

Inician la carrera y el joven audaz de inmediato toma considerable ventaja a tal grado que se pierde de vista, mientras tanto, los amigos del joven audaz siguen al “gordo”, como lo describen y le muestran helados dulces y hasta una tremenda hamburguesa.

Por fortuna los consejos del papá de su contrincante surten efecto positivo y no logran el objetivo, lo que determina que nuestro amigo continúe la carrera firme y continuada, nunca pierde la cadencia y rapidez del principio.

El tiempo corre y en la meta no aparece ninguno de los contendientes, hasta unos 10 minutos después a lo lejos se dibuja la silueta del joven de gran peso, solitario se acerca paulatinamente a la meta hasta cruzarla con el emblema de triunfo.

Cinco minutos más tarde, aparece la silueta del joven audaz que rápidamente cruza la meta y levanta los brazos en señal de triunfo pero nadie se acerca a él, lo que le obliga a conocer la causa de esa indiferencia y se percata que “el gordito” es el triunfador.

Los relatores de la carrera descubrieron que fue tanta su presunción que perdió el tiempo con una joven hermosa que se cruzó en el camino y por culpa de ella perdió la noción del tiempo, nunca pensó en las consecuencias de su inestabilidad emocional.

A partir de ese día, la popularidad del joven de sobrepeso, brilló como nunca en su comunidad.

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