sábado, 12 de noviembre de 2011

El arte de los camelos

Alrededor del año 190, Clemente de Alejandría, padre de la primera iglesia, en su exhortación a los griegos, despreciaba las creencias paganas con palabras que hoy podrían parecer un poco irónicas:

“Lejos estamos de permitir que hombres adultos escuchen este tipo de cuentos, ni siquiera cuando nuestros propios hijos lloran lagrimas de sangre, tenemos el hábito de contarles historias fabulosas y con eso calmarlos”.

En esta época tenemos criterios menos severos, hablamos a los niños de Santa Claus, los reyes magos y muchos personajes más, pero los desengañamos de esos mitos antes de hacerse mayores.

Nos retractamos porque su bienestar como adultos depende de que conozcan el mundo como realmente es, nos preocupan y con razón los adultos que todavía creen en los reyes magos.

Ese es el arte de los camelos: Algo que aparenta ser algo y no lo es, como sinónimo de engaño, engañar o conquistar a alguien, se entiende como camelar, en las religiones doctrinales, nadie trata de investigar lo que le dicen, ni siquiera ante su propio corazón.

Las dudas que se abrigan sobre esos temas, convierten en mérito la fe; y disimulan ante ellos mismos, su infidelidad real a través de las más fuertes aseveraciones y la intolerancia más positiva.

La infidelidad no consiste en creer o no creer; consiste en profesar que se cree lo que no se cree, es imposible calcular el perjuicio moral, que ha producido la mentira mental en la sociedad.

Cuando el hombre ha corrompido la castidad de su mente, como someter su profesión de fe a algo que no cree, se ha puesto en condiciones de cometer cualquier crimen.

La recomendación de productos por los medios comerciales, con expertos reales o supuestos, constituye una avalancha constante de engaños, lo cual delata su menosprecio por la inteligencia de sus clientes.

Hay incluso anuncios en los que científicos reales aparecen como cómplices de las empresas, como si trataran de revelar que los científicos también son capaces de mentir por dinero.

Algunos líderes de las democracias occidentales consultan con regularidad a astrólogos y místicos antes de tomar decisiones de Estado, aseguran que muchas de las decisiones tomadas han sido un éxito por esos medios y siguen siendo un enigma.

Compañías mineras que pagan fortunas en dólares en la explotación mineral y nada se encuentra, estatuas que muestran manchas de humedad y millones de personas de buen corazón convencidas de haber visto un milagro.

Todos esos son casos de camelo, presunto o demostrado, aparece un engaño inocentemente pero con cínica premeditación, normalmente la victima se ve sometida a fuertes emociones: maravilla, temor, avaricia o pesar.

Esa es la aceptación crédula de un camelo, que puede costar dinero, pero puede ser más peligroso que eso, cuando las sociedades pierden la capacidad de pensar críticamente, los resultados pueden ser catastróficos.

El trabajo de la ciencia es comenzar con resultados experimentales, datos, observaciones, medidas y cuanto sea necesario, inventamos si podemos.

A lo largo de su preparación se proporciona a los científicos un equipo de detección de camelos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Cidonia y la cara que mira al cielo


Hay un lugar en Marte llamado Cidonia, donde se encuentra una gran piedra de un kilometro de ancho y que muestra la figura de una cara poco amistosa, que parece estar viendo al cielo sin pestañear.

Al parecer se encuentra en un paisaje con muchas colinas bajas moldeadas con formas extrañas, podría ser alguna mexcla de antiguos torrentes de barro y la erosión provocada por el viento.

Por el número de crateres se puede calcular una antiguedad de cientos de millones de años, y la cara ha atraído la atención de los cientificos de muchas nacionalidades desde hace muchos años.

Una declaración de cientificos sovieticos, anunció hace algunos años que en Marte se habían encontrado ruinas de templos y la sonda espacial descubre restos de una civilización de cincuenta mil años de antiguedad.

Algunos ingenieros contratados por la NASA, trabajaron en su tiempo libre para optimizar la imagen de la piedra utilizando la tecnología digital, esperando tal vez revelaciones asombrosas.

Lo anterior era algo permitido e inclusive alentado por quienes manejan solo la ciencia, siempre que los niveles de prueba cintifica fueran aceptables.

Algunos cientificos se mostraron muy prudentes al hablar del tema, pero otros que se sentían menos limitados o comprometidos, solo dedujeron que "la cara" era una escultura genuina y monumental de un ser humano.

Afirmaron tambien que habían encontrado una ciudad con templos y fortificaciones y a partir de esos argumentos poco creibles, un escritor dijo que los monumentos tenían una orientación astronómica muy especial de hace medio millón de años.

Con los datos descritos hubo quien dijo que Cidonia, fue fundada en aquellas épocas tan remotas, pero entonces, ¿quien tiene la razón?

Hace medio millón de años, nuestros antepasados dicen, trataban de dominar las herramientas de piedra y fuego, no tenían naves espaciales.

La cara de marte a la que nos referimos, se puede comparar a caras similares construidas en civilizaciones de este planeta, donde tambiemn dicen que esas caras miran al cielo porque miran a Dios.

Verdad o mentira, fantasía o realidad, lo importante es que nunca se conformará el ser humano solo con lo que le dicen, ¿Será "la cara" un resto de una civilización humana extinta hace mucho tiempo?

Fantasía o realidad, no importa, lo valioso es que el universo nos sigue sorprendiendo tal vez como el mar sorprendía a los aventureros de siglos anteriores.