miércoles, 23 de noviembre de 2011

El desaliento

Cuentan que una vez el diablo no la estaba pasando muy bien debido a la pobreza de ventas, como sucede en los destinos turísticos cuando están fuera de temporada, de tal manera que decidió manejar una estrategia con distintos mecanismos publicitarios.

Informalmente, decidió colocar una mesa no muy elegante en una esquina donde la afluencia de posibles compradores no era realmente prometedora, sin embargo, había que arriesgar con las nuevas estrategias.

Uno a uno fue colocando sus instrumentos, y aunque todos se encontraban un tanto deteriorados, los estuvo colocando con el cuidado adecuado y algunos de ellos les abrillantaban con una tela suave que entregaba una mejor imagen.

Se encontraban desde luego todas las enfermedades, desde una simple gripe hasta el nefasto VIH sida, además de las tendencias de envidia, gula, ambición y todas las que se aprenden en el andar por esta vida.

Después de un largo rato en el que nadie se acercaba al negocio del diablo, aparece un personaje muy bien vestido, lo que podríamos calificar como todo un caballero elegante y comienza a revisar con la vista cada uno de los instrumentos allí expuestos.

Preguntaba por el precio de cada uno de los que escogía y el diablo se limitaba a decir: “Cuesta dos pesos, tres pesos, cinco pesos, pero ninguno costaba más allá de diez pesos”.

El cliente logra ver por casualidad sobre la silla del diablo un instrumento bastante descuidado y además parecía muy viejo y antiguo, le cuestiona el precio, el diablo entonces se da cuenta que ese instrumento había olvidado colocarlo sobre la mesa y exhibirlo.

Después de un instante contesta el diablo y le dice al caballero: Ese instrumento cuesta diez mil pesos y le aseguro que es tremendamente efectivo, garantizado por el resto de su vida y con derecho a devolución en caso de encontrar alguna falla en su funcionamiento.

El caballero se mantiene en silencio por unos instantes como tratando de razonar lo dicho por el diablo y luego pregunta: ¿Por qué es tan caro y además se encuentra en muy mal estado? No entiendo el motivo de su alto costo.

Con gran tranquilidad el diablo contesta: Es muy costoso porque nadie sabe que este instrumento es de mi propiedad y mucho menos saben que yo lo resguardo, y cuando logro colocar este producto, con mucho gusto obsequio el resto de mis productos.

¿Cuáles son las características de este producto? Pregunta el caballero. ¿Cómo se llama?
Se conoce como: ¡desaliento!, si, desaliento, cuando alguien me compra el desaliento, mi alegría en impresionante, pues el con el desaliento, el que lo compra, ya no quiere trabajar, le tiene miedo a todo, cualquier persona lo intimida, hasta un perrito recién nacido lo atemoriza.

Este es el mejor de mis instrumentos, si gusta puede llevarlo a prueba por el día de hoy, espero su cheque a la hora que quiera el día de mañana, sé que tendrá fondos suficientes, pero si lo prefiere, puede firmar un pagaré en este momento, ya le avisaré cuando haya que cobrarlo.

¡Cuidado con el desaliento!

viernes, 18 de noviembre de 2011

Dinero como un cuento

En la vida, el dinero es simplemente un medio, no un fin, con el dinero no podemos comer, ni viajar, solo se puede utilizar se cambia por cosas que necesitamos o que deseamos, es papel que solo tiene valor de acuerdo al país y además varía o cambia de valor de acuerdo a cada persona.

Vale la pena recordar el dicho aquel: Si te compran: Vende, y si te venden: Compra, entonces, en cada caso el dinero adquiere un distinto valor o una distinta forma de ver las cosas, si deseamos algún producto, vamos a buscar quien lo fabrica y lo compramos.

El dinero se tiene que dejar circular y de esa manera no terminemos ahogados en él, es como la sangre, que permanece circulando toda la vida, comienza en el momento que el esperma designado ingresa en el recinto femenino y como un milagro, surge una nueva vida.

Comienza a circular la cantidad de sangre necesaria que servirá a esa nueva vida y desarrollarse de manera armónica, que sufrirá, pero vivirá, que podrá llorar, pero ello le conducirá a comprender lo que es la alegría.

Así el dinero debe permanecer circulando y proporcionando alegrías y tristezas inclusive, todo va a depender de lo que necesitamos o de lo que deseamos, pero lo mismo que con la sangre, solo va a circular lo que necesitamos, en exceso puede ser nocivo.

Claro que comprendo la pregunta que de inmediato surge: ¿Y porqué unos tienen mucho y otros poco, y unos más casi nada o nada?, ¿No creo que eso sea justicia divina?, ¿No creo que el mundo deba ser tan irregular?, ¿No acepto una situación así?

Es importante en este momento que hablemos de medidas, así como la sangre circula con cierta medida que es la adecuada para cada cuerpo, o la necesaria para que una vida se conserve sana y fuerte en el disfrutar de las vivencias, así ocurre con el dinero.

Veamos, es cierto que muchos tienen mucho dinero, tal vez por que han nacido con la habilidad de multiplicar el dinero bajo ciertas circunstancias, pero no todos tenemos la habilidad de multiplicar dinero, pero sí somos hábiles en la multiplicación de las actividades que a su vez nos producen dinero.

Luego interviene la manera de acumular ese dinero, hay quienes tienen la habilidad de manejar los movimientos de inversión y hay quienes tienen la habilidad de adquirir máquinas que al moverse van a producir dinero, que cubrirá sus necesidades.

Es importante saber que la prosperidad está diseñada de manera general, todos tenemos derecho a ella y obtener lo necesario que nos permita vivir con dignidad, el problema surge cuando  no entendemos que como la medida de los zapatos o la medida de la ropa, o la cantidad de sangre que necesitamos, solo debemos utilizar lo que necesitamos.

No quiero describir lo anterior como un conformismo, lo que sucede es que cuando más tenemos, más queremos, todo tiene una medida, el ejemplo de la cantidad de sangre puede ser el mejor, el aumento en la cantidad se sangre en el cuerpo, es capaz de producir la ruptura de muchos vasos sanguíneos.

El aumento en la cantidad de dinero, generalmente produce envidias, disturbios familiares que se transforman en sociales y se generalizan, a través del tiempo eso es lo que ha producido las luchas más crueles de la historia.

Es posible que envidiemos a quien tiene mucho dinero, pero, ¿Cómo será su vida cotidiana?, ¿Acaso estamos seguros que en verdad haya conseguido la felicidad?

A lo largo de mi vida he comprendido y disfrutado la inmensa felicidad cuando un niño, propio  o extraño, me obsequia la mejor de sus sonrisas, sin pedir a cambio nada, solo la respuesta de mi aceptación y no he invertido ni una moneda.

La medida del dinero entonces, no es que sea un cuento como titulo este mensaje, es algo que nos mide, si lo permitimos, es algo que nos domina, si lo permitimos, es algo benéfico, si lo permitimos.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El arte de los camelos

Alrededor del año 190, Clemente de Alejandría, padre de la primera iglesia, en su exhortación a los griegos, despreciaba las creencias paganas con palabras que hoy podrían parecer un poco irónicas:

“Lejos estamos de permitir que hombres adultos escuchen este tipo de cuentos, ni siquiera cuando nuestros propios hijos lloran lagrimas de sangre, tenemos el hábito de contarles historias fabulosas y con eso calmarlos”.

En esta época tenemos criterios menos severos, hablamos a los niños de Santa Claus, los reyes magos y muchos personajes más, pero los desengañamos de esos mitos antes de hacerse mayores.

Nos retractamos porque su bienestar como adultos depende de que conozcan el mundo como realmente es, nos preocupan y con razón los adultos que todavía creen en los reyes magos.

Ese es el arte de los camelos: Algo que aparenta ser algo y no lo es, como sinónimo de engaño, engañar o conquistar a alguien, se entiende como camelar, en las religiones doctrinales, nadie trata de investigar lo que le dicen, ni siquiera ante su propio corazón.

Las dudas que se abrigan sobre esos temas, convierten en mérito la fe; y disimulan ante ellos mismos, su infidelidad real a través de las más fuertes aseveraciones y la intolerancia más positiva.

La infidelidad no consiste en creer o no creer; consiste en profesar que se cree lo que no se cree, es imposible calcular el perjuicio moral, que ha producido la mentira mental en la sociedad.

Cuando el hombre ha corrompido la castidad de su mente, como someter su profesión de fe a algo que no cree, se ha puesto en condiciones de cometer cualquier crimen.

La recomendación de productos por los medios comerciales, con expertos reales o supuestos, constituye una avalancha constante de engaños, lo cual delata su menosprecio por la inteligencia de sus clientes.

Hay incluso anuncios en los que científicos reales aparecen como cómplices de las empresas, como si trataran de revelar que los científicos también son capaces de mentir por dinero.

Algunos líderes de las democracias occidentales consultan con regularidad a astrólogos y místicos antes de tomar decisiones de Estado, aseguran que muchas de las decisiones tomadas han sido un éxito por esos medios y siguen siendo un enigma.

Compañías mineras que pagan fortunas en dólares en la explotación mineral y nada se encuentra, estatuas que muestran manchas de humedad y millones de personas de buen corazón convencidas de haber visto un milagro.

Todos esos son casos de camelo, presunto o demostrado, aparece un engaño inocentemente pero con cínica premeditación, normalmente la victima se ve sometida a fuertes emociones: maravilla, temor, avaricia o pesar.

Esa es la aceptación crédula de un camelo, que puede costar dinero, pero puede ser más peligroso que eso, cuando las sociedades pierden la capacidad de pensar críticamente, los resultados pueden ser catastróficos.

El trabajo de la ciencia es comenzar con resultados experimentales, datos, observaciones, medidas y cuanto sea necesario, inventamos si podemos.

A lo largo de su preparación se proporciona a los científicos un equipo de detección de camelos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Cidonia y la cara que mira al cielo


Hay un lugar en Marte llamado Cidonia, donde se encuentra una gran piedra de un kilometro de ancho y que muestra la figura de una cara poco amistosa, que parece estar viendo al cielo sin pestañear.

Al parecer se encuentra en un paisaje con muchas colinas bajas moldeadas con formas extrañas, podría ser alguna mexcla de antiguos torrentes de barro y la erosión provocada por el viento.

Por el número de crateres se puede calcular una antiguedad de cientos de millones de años, y la cara ha atraído la atención de los cientificos de muchas nacionalidades desde hace muchos años.

Una declaración de cientificos sovieticos, anunció hace algunos años que en Marte se habían encontrado ruinas de templos y la sonda espacial descubre restos de una civilización de cincuenta mil años de antiguedad.

Algunos ingenieros contratados por la NASA, trabajaron en su tiempo libre para optimizar la imagen de la piedra utilizando la tecnología digital, esperando tal vez revelaciones asombrosas.

Lo anterior era algo permitido e inclusive alentado por quienes manejan solo la ciencia, siempre que los niveles de prueba cintifica fueran aceptables.

Algunos cientificos se mostraron muy prudentes al hablar del tema, pero otros que se sentían menos limitados o comprometidos, solo dedujeron que "la cara" era una escultura genuina y monumental de un ser humano.

Afirmaron tambien que habían encontrado una ciudad con templos y fortificaciones y a partir de esos argumentos poco creibles, un escritor dijo que los monumentos tenían una orientación astronómica muy especial de hace medio millón de años.

Con los datos descritos hubo quien dijo que Cidonia, fue fundada en aquellas épocas tan remotas, pero entonces, ¿quien tiene la razón?

Hace medio millón de años, nuestros antepasados dicen, trataban de dominar las herramientas de piedra y fuego, no tenían naves espaciales.

La cara de marte a la que nos referimos, se puede comparar a caras similares construidas en civilizaciones de este planeta, donde tambiemn dicen que esas caras miran al cielo porque miran a Dios.

Verdad o mentira, fantasía o realidad, lo importante es que nunca se conformará el ser humano solo con lo que le dicen, ¿Será "la cara" un resto de una civilización humana extinta hace mucho tiempo?

Fantasía o realidad, no importa, lo valioso es que el universo nos sigue sorprendiendo tal vez como el mar sorprendía a los aventureros de siglos anteriores.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La ratita presumida

Este cuento de la ratita presumida aunque no ofrece una gran cantidad de eventos, sí presenta una de las reflexiones más interesantes, de acuerdo al comportamiento humano en el que siempre estamos renegando de la suerte que nos ha tocado vivir.

La ratita dicen se encuentra una moneda de oro, eso le provoca una gran indecisión para elegir que comprar con ella, después de muchas dudas decide comprar una cinta o listón de color rojo y lucirlo en su cola.

Ese pequeño detalle le hace aparecer muy atractiva, de tal suerte que se le acercan distintos pretendientes de distintas especies y la piden en matrimonio.

Ella va rechazando a cada uno: un gallo, un perro, un cerdo y finalmente un gato blanco aplica una de sus mejores armas, la sensualidad en su manera de hablar y la convence.

El cuento no describe lo sucedido después del matrimonio, pero lo más seguro es que el final no haya sido muy feliz para la ratita, si tomamos en cuenta la diferencia de especie.

El gran mensaje de este cuento me hace recordar a una persona que con distintos artificios logra llegar hasta Dios y le reclama que le ha entregado una cruz muy pesada y dolorosa.

Con la paciencia y amor que un padre prodiga a su hijo, le sugiere que entre al almacén de las cruces, que busque la que le acomode, no importa el tiempo que se tome en decidir.

Esa persona ingresa al almacén de cruces, y es tal el número de ejemplares que primero trata de ver de manera general el almacén, sin atinar por donde comenzar.

Después de un tiempo razonable inicia el recorrido de dicho almacén y se prueba una y otra de las cruces que allí se encuentran, y a cada una de ellas le encuentra un defecto.

Horas más tarde se percata que solo ha recorrido una mínima parte del recinto y se ha probado no menos de unas cien cruces de distintos materiales y nada, simplemente ninguna le satisface.

Decide entonces aplicar una estrategia distinta y ahora solo camina frente a las cruces sin probarse ninguna y la fila de ellas parece interminable, así que busca un sitio apropiado para descansar y desde ese lugar recorre la bodega con la vista tratando de buscar la cruz que le acomode.

Como si de momento le dominara el cansancio, cierra los ojos y entre sueños percibe una luz muy pequeña a lo lejos, abre los ojos y en efecto, casi en el fondo de la bodega de cruces aparece una luz muy pequeña y débil.

Sin pensarlo más, se dirige a toda prisa hacia esa luz y corriendo con cierta velocidad llega hasta ella, efectivamente, se trata de una cruz que le llama mucho la atención, la toma con sus manos y la coloca sobre el hombro derecho.

De inmediato siente que se ajusta a su cuerpo, no le lastima y la siente muy ligera, de inmediato se dirige a la salida y le dice a Dios: Ya encontré una cruz que me ajusta a la perfección, ¿Me la puedo llevar?

Desde luego, le responde, solo te pido que la cuides muy bien, que siempre esté limpia, pura y sin mancha y así la conserves hasta que regreses a este lugar.

Una vez hecha la promesa, se retira con alegría y solo se escucha: No sabe que es la misma cruz que se le otorgó desde el principio, ninguna otra le ajustaría, así, como el destino de la ratita presumida ya todo estaba previsto.

domingo, 30 de octubre de 2011

La alfombra mágica

Los cuentos maravillosos que surgen desde hace mucho tiempo, en los que se describe que una alfombra puede volar a velocidades muy altas, que para su tiempo era algo fuera de lo normal.

Hoy en día, hemos viajado en algunas naves de uso comercial que han superado la velocidad del sonido, a nivel mundial se ha publicado que la velocidad de naves espaciales lo hacen más rápido cada día.

Hay quien dice que en este siglo de debe llagar a viajar a la velocidad de la luz y aunque se entiende como una exageración, no me atrevería a juzgar de imposible el reto.

Darwin, declaró que con frecuencia la ignorancia engendra más confianza que el conocimiento: Son los que saben poco, y no los que saben mucho, los que aseguran que los asuntos nunca serán resueltos por la ciencia.

En efecto, es la ciencia la que ha resuelto un sinfín de problemas, que resuelven conflictos de toda índole a diario y en todo momento.

No se que fue lo que obligó a los cuentistas de antaño, a decir que una alfombra podía volar, lográndolo solo con un chasquido de los dedos y el sueño se convertía en una realidad maravillosa.

Son pocas las cosas que hoy nos sorprenden, optamos por afirmar que así es este tiempo, a cada momento los descubrimientos logran sorprendernos de manera importante.

Creo con firmeza que gracias a esa imaginación sin fronteras, el ser humano ha logrado hacer realidad lo que en primera instancia calificamos como una fantasía a veces imposible de lograr.

Hacer realidad cualquier asunto que la imaginación nos otorga, desde luego que se trata del epílogo de algo que deseamos fervientemente y finalmente se hace realidad por medio de esa imaginación y el trabajo a realizar.

Es como el sueño de Newton, a quien el universo le parecía como el mecanismo de relojería al describir los movimientos regulares y orbitales predecibles de los planetas alrededor del sol, o de la luna alrededor de la tierra.

En el sistema solar no existen engranajes y las partes componentes del mecanismo de reloj gravitacional no se tocan en su movimiento, así es en el universo entero.

Los movimientos de los planetas son más complicados que los de péndulos y muelles, además, el mecanismo de relojería se deteriora o se destruye en determinadas circunstancias.

Durante períodos de tiempo muy largos, la atracción gravitatoria de mundos muy distantes, no es difícil pensar que en algún mundo pequeño pueda producirse alguna desviación inesperada dentro de su normalidad.

Sin embargo, en los relojes de péndulo existe algo que se conoce como el movimiento caótico: si desplazamos el plomo demasiado lejos de la perpendicular, el movimiento es arrítmico y desordenado.

El sistema solar marca mejor el tiempo que cualquier reloj mecánico y la idea de marcar el tiempo se obtiene del movimiento observado del sol y las estrellas.

Lo asombroso es que se puedan aplicar las matemáticas de manera similar a los planetas y a los relojes, por lo tanto, la maravilla de haber concebido la posibilidad de hacer volar una alfombra es tan sorprendente como el deseo de viajar a la velocidad de la luz.

lunes, 17 de octubre de 2011

Aladino y la Lámpara


Uno de los grandes cuentos clásicos, que se ha encargado de promover la fantasía de las soluciones mágicas que todos experimentamos, inclusive a una edad avanzada, puede ser que ese sea el éxito de los juegos de azar.

El argumento de este cuento se basa en la necesidad de obtener un beneficio sin recurrir al trabajo, o tal vez debo decir con el principio del menor esfuerzo, lo cual no deja de ser muy atractivo.

Atribuir poderes a un objeto en el que por medio de palabras, actitudes o acciones como la de este cuento, donde solo se tiene que frotar una lámpara de aceite antigua y aparece el personaje que va a resolvernos el deseo, es una falacia.

Obtener un beneficio sin esfuerzo, abriríamos la puerta del tedio, no imagino vivir el resto de la vida sin hacer esfuerzo alguno y obtener todo lo deseado.

Desde luego que ese es el objetivo de los cuentos, hacer que la imaginación haga su trabajo y entregue resultados maravillosos, pero debemos admitir que son solo cuentos o historias que cumplen una función específica.

Esa y otras historias parecidas, primero trata de inducir el asunto fantasioso para despertar la curiosidad, porque sabemos que la curiosidad es el motor fundamental para que las cosas evolucionen.

Habiendo curiosidad, la imaginación se alimenta y el resultado siempre será el encuentro de herramientas y medios que hacen realidad lo imaginable por imposible que parezca.

Este cuento de Aladino y su lámpara maravillosa expone la debilidad de la avaricia como motor principal de lo que se busca y vuelvo a mencionar que la efectividad esta cimentada en el la ley del menor esfuerzo.

Cuando aparece el genio de la lámpara ofrece resolver de inmediato la petición, por difícil que resulte, pero también exige algo, tal vez no a cambio, pero sí una promesa, que se formule muy bien la petición porque solo cuenta con tres solicitudes.

En todos los cuentos, resulta fundamental resolver todo con la ley del menor esfuerzo encuentra un obstáculo a superar antes de conseguir el deseo.

De esta forma el argumento nos entrega el conflicto, y ese conflicto es el medio adecuado para que el objetivo del cuento, muestre lo que calificaremos como el mensaje a comprender, es lo que valorará el trabajo, en la realización o desistimiento de la solicitud.

Cualquier semejanza con los conflictos de la vida diaria va a ser mera coincidencia, la mecánica de la vida funciona solicitando alimento cada tres horas por lo menos, y se hace necesario resolver el mismo conflicto en ese tiempo.

Imaginemos por un momento que en este instante estamos naciendo, estamos llegando a este mundo con todas las agravantes que ello conlleva, y se sabe que nuestro primer impulso es llorar porque sentimos algo que después etiquetaremos como hambre.

El que ha nacido tiene hambre, no sabemos como o porqué, pero intuimos que tiene hambre y en cuanto recibe alimento deja de llorar.

A las siguientes tres horas más volverá a llorar, lo que indica que debe recibir una segunda dosis de alimento y así hasta el último día de vida.

De manera que debe trabajar todo el tiempo en resolver su problema de alimento, es decir, su problema económico, esto demuestra que nunca los problemas se resolverán para siempre, entonces, comprender lo que Aladino desea, la lámpara solo le entrega resultados efímeros.

Nada puede ser eterno, habremos de luchar siempre y en todo momento, con tal de conseguir la realización de nuestros sueños y al día siguiente, volver a empezar.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Un viaje increíble

Parece que está amaneciendo, todavía se encuentra oscuro el ambiente y despierto con mucha dificultad y no logro despertar del todo, de pronto escucho ruidos extraños como si alguien tratara de ingresar a la habitación.

Intento gritar, pero todo es inútil, no logro emitir sonido alguno, trato de incorporarme y mis pies no obedecen el mandato, de pronto, aparecen ante mí unos personajes como si fueran niños disfrazados de extraterrestres.

Su ropa es gris como si fuera una tela metálica, tienen una mirada muy penetrante, sus ojos son demasiado grandes pero no emiten expresión alguna que me permita descifrar su estado de ánimo.

Trato de cuestionar su presencia en mi habitación pero algo lo impide, sin embargo, pudiera jurar que estamos dialogando, ellos me preguntan muchas cosas y yo les contesto, pero no emito ningún sonido y sin embargo estoy dialogando.

En ese momento trato de imaginar si estoy despierto o estoy dormido, no entiendo nada, luego, misteriosamente siento como si estuviera volando, no se como pero de momento todos estamos en una especie de elevador, se cierran las puertas y percibo que estamos subiendo.

Después de unos instantes se abre la puerta e ingresamos a una especie de quirófano muy bien equipado, hasta este momento confío en que estoy soñando y que se trata de ese tipo de sueños que es difícil despertar.

Me colocan en un lugar especial para hacer una exploración médica como lo que conocemos, colocan en mi cuerpo una serie de sensores que están conectados por medio de cables a unas máquinas parecidas a las que vemos en un hospital.

Luego de un tiempo razonable, me levantan y me conducen a una habitación totalmente distinta, donde me dicen que debo descansar por un corto tiempo para regresar al punto de partida.

Experimento grandes deseos de salir huyendo, pero resulta que no se ni donde me encuentro, además me siento extremadamente cansado y poco a poco me estoy quedando dormido.

Cuando despierto, no se que tiempo ha transcurrido, me parece que solo se han consumido unos instantes y una vez más trato de levantarme, pero, sigo con el impedimento causado por no se que problema, simplemente no logro incorporarme.

Intempestivamente se abre la puerta y los personajes que antes me trajeron a este sitio ahora sin decir nada, me levantan sin ningún esfuerzo y me conducen a esa especie de elevador para emprender el viaje de regreso, supongo.

No entiendo como es que en un instante estoy despertando nuevamente, como al principio de este relato, ahora, poco a poco estoy despertando como todos los días, me incorporo y reviso cada espacio de mi cuarto, trato de encontrar algo que me diga que fue lo que sucedió.

En realidad, deseo que todo haya sido un terrible sueño, que nada tenga que ver con la vida real, que simplemente se trate de un viaje increíble.

domingo, 9 de octubre de 2011

Al cruzar la línea

Tal vez mi edad era entre 8 y 9 años cuando experimenté un cambio radical en mi mentalidad de niño a niño mayor, es posible que todo haya sido natural, pero entonces experimenté una emoción poco conocida.

Resulta que en años o meses anteriores podía jurar que los dibujos de caricaturas en los periódicos cobraban vida y movimiento, lo cual resultaba maravilloso y disfrutaba mucho con la vida que obtenían esos dibujos.

En ocasiones imaginaba con un realismo sorprendente, que esos dibujos adquirían vida propia y dialogaban conmigo, platicábamos durante unos minutos y al terminar nos despedíamos con un protocolo previamente establecido.

Tiempo después, no recuerdo cuanto, quise hablar nuevamente con los mismos dibujos y sorpresa, ya no se movieron nunca más, tampoco dialogaron como lo hacían, intenté recuperar la comunicación y nada, nada se pudo lograr.

Al día siguiente volví a intentarlo y nuevamente fracasé y durante varios días me resistía a aceptar el fracaso, pues se trataba de los mismos dibujos que antes hablaban conmigo, era el mismo periódico y nada, como si hubieran desaparecido, pero allí estaban, sin vida propia.

Debieron transcurrir algunos meses cuando volví a intentar conversar con ellos, recuerdo que en mi mente hacía esfuerzos por lograr esa comunicación, el fracaso continuaba sin remedio.

Desde luego que nunca me atreví a preguntar a alguien que era lo que pasaba, pues ni yo mismo sabía como preguntar, o que decir, temía que se burlaran de una pregunta de ese tipo, suponía que nadie lo había experimentado como yo.

El tiempo fue mi mejor aliado, no se cuando o como fue, simplemente acepté la nueva realidad, los dibujos eran solo eso, dibujos, sin vida, sin emociones, sin facultad para dialogar conmigo y tal vez con nadie.

Nunca me atreví a contarlo a nadie, siempre tuve el temor de convertirme en centro de burla o falta de aceptación, comprendí que debía vivir con ello hasta este momento, en que me atrevo a contarlo en estas líneas, espero le sirvan a quien viva esta situación ahora, antes o a futuro.

Cuando estaba por terminar este reporte, no resistí la tentación de preguntar a un pretendiente de mi nieta, él simplemente relató lo vivido, de manera similar a mi historia, con la diferencia de que me asegura que él hacía hablar a los dibujos.

De un modo o de otro, lo que escuché de ese muchacho, transformó mi pensamiento en el sentido de que él, sin limitante alguna me contó su experiencia, solo difiere en el sentido de afirmar que él hacía hablar a los dibujos, y los míos dialogaban conmigo.

En términos generales acepto que es una situación normal, eso es a lo que llamo: Cruzar la línea, esa línea imaginaria entre la niñez y la niñez mayor, aunque debo admitir que a mi me sucedió entre los 8 y los 9 años.

Es posible que la variante en edad sea un poco amplia, quizás eso lo determine el medio ambiente en el que el niño se desarrolla o el tiempo y la época, supongo que no es lo mismo los años cincuentas del siglo pasado, a la primera década del siglo actual.

De cualquier manera, creo que debe ocurrir cuando sea el tiempo exacto, en que deba ocurrir para cruzar esa línea.

viernes, 7 de octubre de 2011

La lluvia de estrellas

Era la primera vez que Ernesto, el hijo menor de mi vecino observaba ese gran espectáculo que conocemos como lluvia de estrellas, con gran alegría disfrutaba cada una de las luces que viajaban a grandes velocidades.

Su papá le explica que se trata de una corriente de meteoritos que conforman los restos que deja a su paso algún cometa y que solo en fechas determinadas es posible disfrutar este fenómeno en toda su magnitud.

Mientras el papá de Ernesto trata de explicar a su hijo la maravilla del fenómeno, este, se queda dormido y se sueña viajando en uno de esos meteoritos y se entera su papá que está soñando porque de momento comienza a hablar y comienza a describir lo que supuestamente está viendo.

Dice que viaja a una velocidad enorme y que a lo lejos puede apreciar que se encuentra una luz muy brillante, parecida a la luz del sol cuando está apareciendo en el oriente.

Que es como un fulgor muy grande como si todas las estrellas del cielo se hubieran puesto de acuerdo para brillar al mismo tiempo y con gran emoción describe lo que está viendo.

La explicación de su papá sigue adelante, tal vez no se ha dado cuenta que Ernesto en realidad está dormido y pareciera que entablan un dialogo perfecto pero ambos están viendo el mismo espectáculo, con imágenes distintas desde luego.

La explicación que da el papá es documentada pues explica que las corrientes de meteoros son cuerpos pequeños que cruzan el sistema solar, que básicamente son partículas sólidas, rocosas o metálicas.

Que se han desprendido de algún cometa, también explica que es un espectáculo que siempre se puede ver a simple vista, que puede durar algunas horas y hasta una semana.

Por el siglo XVIII, un físico alemán fue el primero en decir que los cuerpos extraterrestres se consumían al momento de ingresar en la atmosfera y desde luego que en su tiempo se burlaron los científicos de su teoría.

Algunos científicos afirmaban que esos meteoros eran de origen volcánico, por lo que debió ser muy complicado en ese siglo y en los anteriores dar respuesta a cada fenómeno que se presentaba ante sus ojos.

En ese momento, Ernesto despierta y le dice a su papá: Sabes papá, que la superficie terrestre está protegida de los meteoritos por la atmosfera, cuando chocan con ella los meteoritos se desintegran.

Sabes también que esos meteoritos viajan a una velocidad mayor a los cuarenta mil kilómetros por hora y se queman por la fricción y por eso se produce una luminosidad que identificamos como una estrella que cae, pero no pasa nada.

El papá de Ernesto se queda viendo con gran asombro a su hijo sin saber que contestar y entonces el niño le cuestiona: ¿No me crees verdad papá?

Ambos se quedan viendo sin saber que decir ni que comentar y al unísono exclaman: Que maravillosa es la lluvia de estrellas, ¿Cierto?

martes, 4 de octubre de 2011

El príncipe burlado

El siguiente relato es un hecho de la vida real, omitiré el nombre por razones comprensibles pero le aseguro que lo que contaré es una parte importante de lo que fui testigo, el resto es deducción de lo que por casualidad me enteré con los familiares.

Nuestro personaje contaba con más de veinte años de edad cuando lo conocí, además de contar con una maravillosa forma de ser que cautivaba a las personas con su sonrisa, y con su gran habilidad en el humorismo casual que siempre estaba a flor de labio.

En la primera platica me entero que por sistema, su tío le hacía guardar un billete de regular denominación con el objetivo de que tratara de utilizarlo solo por gastar el dinero, más bien que lo reservara si las circunstancias lo obligaban a regresar en taxi a casa.

Poco a poco me fue contando su historia en el sentido de que a muy temprana edad perdió padre y madre por haber fallecido ambos, en un accidente en carretera con el resultado imaginable.

Sus padres eran dueños de una buena cantidad de predios que contenían viviendas populares, que se rentaban a precios accesibles, a personas de pocos recursos, en volumen representaba un ingreso respetable.

No recuerdo que haya dicho que existiera un testamento, de manera que el tío que se hizo cargo de el, también administraba los ingresos captados por la renta de las viviendas y es posible que a nadie rindiera cuentas.

Es claro que nada le faltaba a mi amigo, su tío se encargaba de vestirlo y atenderlo me parece que con cierto cariño, admito que nunca observé acción contraria o criticable que pusiera en duda el manejo de los bienes.

Como este amigo no tenía necesidad de trabajar, pues los ingresos eran muy importantes, tampoco existió en el, un gusto por aprender una profesión o un oficio que le asegurara el futuro.

Supongo que al tío no le interesaba que su sobrino adquiriera una superación educativa, pienso que, lo que menos deseaba era poner en riesgo su ingreso personal por la administración.

Por algunos años cimentamos una buena amistad, traté muchas veces de inducirlo a estudiar algo que le gustara, pero fracasé en cada intento, aunque insistía de vez en vez, nunca logré convencerlo de esa necesidad.

Avanza el tiempo y por necesidades de mi trabajo me vi obligado a cambiar domicilio, por algunos años no volví a ver a mi amigo, me parece que unos ocho años más tarde regresé al lugar de origen y por curiosidad lo busqué.

Me entero entonces que su tío ya había fallecido, lo busqué y lo encontré pero la tristeza me invadió, estaba irreconocible, se había manifestado una enfermedad terminal en él y lo peor es que de sus propiedades nada sabía.

Nunca su tío le rindió cuentas de dichas propiedades, al parecer, todo se perdió por algún movimiento legal de esos que mucha gente sabe como hacerlos.

Por su enfermedad avanzada, hubo necesidad de internarlo en un hospital de beneficencia donde se atendió bastante bien, pero el final llegó finalmente.

No hubo pariente alguno que se presentara, no se si por no haberse enterado o simplemente por falta de atención, sin embargo, me sentí tranquilo por la oportunidad que la vida me otorgó, permitirme estar cerca de el, en los últimos momentos.

Las pocas personas que asistimos a su funeral, tristes en principio, pero complacidos al final por permitirnos rendir un modesto homenaje, a quien calificamos como “el príncipe burlado”.

domingo, 2 de octubre de 2011

El rey y la Reyna

Estamos acostumbrados a las historias de Reyes y reinas, donde el común denominador indica que todo concluye con la frase: “y fueron muy felices”.

Un ejemplo muy importante es la historia de Luis XVI y María Antonieta de Austria, que su reinado comienza cuando las condiciones económicas y sociales de la Francia en esos tiempos, no estaban en su mejor momento.

La gente cercana a los reyes no era de lo más honesto, en ese tiempo la corrupción en la monarquía ya mostraba una ausencia de interés por lo que pasaba fuera de los palacios reales, la pobreza crecía a pasos agigantados.

El principio de la relación de Luis XVI y María Antonieta fue como toda relación de jóvenes, como si se tratara de un autentico cuento de hadas, todo era amor y más amor, con la única agravante de que pasaba el tiempo y María Antonieta no lograba embarazarse.

Después de unos años las cosas comienzan a funcionar y llega la primera hija y de su nacimiento tienen que dar fe sobre todo los hermanos de Luis XVI que en línea directa alcanzarían el trono, pero lo perdieron con el alumbramiento de la niña.

Lo cierto es que por algunos años se cometieron errores, se apartaron todavía más a los reyes y su pueblo, como forma de solventar los gastos excesivos de la Reyna, los ministros de la corte aumentaron impuestos que finalmente destruyeron la economía de Francia.

Comenzaban también los movimientos sociales que buscaban el establecimiento de un sistema de gobierno que dejaba fuera a la monarquía, y aunque la gente cercana a los Reyes sugería huir, la Reyna se opuso sistemáticamente.

Muchas veces mostró que era una mujer de carácter firme, no le permitía abdicar de ninguna manera y el Rey siempre le daba la razón aún en contra de los intereses de Francia.

Poco a poco la lucha social comenzó a tomar fuerza hasta que tomaron el palacio e hicieron prisionera a la familia real, se les formó juicio a ambos y el veredicto fue la sentencia de muerte para ambos.

Quise tomar esta historia como base para contarla, con el dolor de no estar contando un final feliz, además de la tristeza de ver que esta historia, es tan antigua y tan actual que parece que los seres humanos siguen cometiendo los mismos errores.

La altura de un tabique es suficiente para que una persona resulte mareada y pierda de vista el bien general, es muy común y lo es más, cuando se pierde en el engranaje de la vida social de los poderosos.

Cualquier semejanza con la vida cotidiana de algunos pueblos actuales puede ser coincidencia, pero lo que queda de manifiesto es que la debilidad humana sigue siendo la misma.

Los movimientos sociales se presentan cuando el pueblo tiene hambre y en la medida que esos asuntos sean tomados en cuenta, las historias de las monarquías, pueden volver a tener un final feliz.

Sin embargo, creo que en todas las formas sociales lo que se debe buscar siempre y en todo momento el bienestar de la gente.

viernes, 30 de septiembre de 2011

El amor a temprana edad II

El relato que dejamos pendiente en el accidente que le quitó la vida al pariente de la novia de mi nieto, todo accidente es doloroso, lo es más cuando se trata de familias que de alguna manera están relacionadas por sus descendientes.

La resolución de la autoridad es que el homicidio se califica de culposo, lo que significa que por medio de una fianza que garantice el pago de daños, el culpable tiene derecho a disfrutar de la libertad condicional hasta la solución del problema.

Lo que se ha discutido en este asunto es la culpabilidad de mi nieto y como prevalece la ignorancia en los términos de la póliza de seguro del auto, se dificulta el llegar a una solución del problema.

La cultura del seguro parece en momentos estar destinada a morir, es posible que se deba a la falta de lectura, es decir, que leemos muy poco o casi nada, entonces quedamos sujetos al más hábil o al más ambicioso.

El problema en esta historia no es cuestión de dinero, es cuestión de la vieja ley de ojo por ojo y diente por diente, los parientes de la novia no buscan solución lo que buscan es la aplicación de la ley mencionada.

Ellos manifiestan que el día en que mi nieto pierda la vida, ese día la justicia se habrá presentado y ninguno de ellos ha pensado por un momento en la jovencita, que días antes era la representación de una chica enamorada.

Cuando mi nieto ha quedado libre con las reservas de ley, los ataques de los familiares de la chica se incrementaron y desde luego que los chicos no pueden verse de ninguna forma, los parientes de ella lo impiden con todos los recursos que tienen a la mano.

Los muchachos siguieron enamorados e intentaban a cada momento el reunirse para poder tomar alguna medida que permitiera seguir el noviazgo iniciado desde aquella tarde.

Una y otra vez cuanto intentaban era destruido por los familiares de la chica, hasta que decidieron solicitar la ayuda de una persona independiente de ambas familias, pero lo hicieron de manera secreta como medida de protección.

Un día y a una hora determinada decidieron utilizar el carro que inició este conflicto, pero lo hicieron de manera secreta, ninguna de las familias se enteró cuando y como abordaron el automóvil.

Lo primero que hicieron fue salir a carretera como buscando a donde ir, que camino tomar, como en un buen rato no lograron decidir a que parte del país acudirían a consolidar su amor y con el temor de ser descubiertos, simplemente partieron sin rumbo fijo.

Sin decir palabra, la novia aprovecha la entrada a una curva pronunciada de la carretera, sujeta fuertemente el volante para que mi nieto no pudiera hacer nada para corregir el rumbo y el auto cae a una barranca profunda y ambos pierden la vida.

Esto que he narrado lo encontré en un escrito que mi nieto dejó en su recámara antes de partir con su novia, en busca de la solución extrema del problema de su amor.

Historia de amor que me entristeció un buen tiempo, pero tuve que valorar esa historia para comprender que en verdad se amaban intensamente y que todos fuimos culpables de perdida tan triste e irreparable.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El amor a temprana edad

Uno de mis nietos de nombre José, sin darme cuenta fue creciendo como todo un caballero y un día de tantos, tocan a la puerta y oh, una señorita muy agraciada directamente pregunta: ¿Se encuentra Pepe?

La verdad es que de momento no supe que contestar, el impacto fue tan grande que permanecí algunos instantes en silencio, hasta reponerme de la sorpresa y solo acerté a decir: un momento, en seguida baja.

Me dirigí a su recamara, pero Pepe estaba ya en la escalera y solo me avisa que saldría con Rosita a tomar un helado en la plaza del centro del pueblo.

Mayor fue la sorpresa cuando comprendí que ya había crecido mi nieto y ni siquiera me había dado cuenta, en ese momento la imaginación desencadenó una serie de eventos que no lograba controlar.

La curiosidad me obligó a dirigirme hasta donde se encontraban los tortolos, y checar con mis propios ojos el valor del romance que comenzaba, de acurdo con mis datos.

Hacía tiempo que no presenciaba un romance tan limpio, tan inocente como el que estaba frente a mis ojos, tomando su helado, muy juntos e intercambiando miradas que hacía mucho tiempo había olvidado que existían.

Regresé a casa con la seguridad de que, había presenciado un amor como el que experimenté en los primeros años de cortejar, a la que fue mi esposa.

Me disponía a disfrutar de un descanso bien merecido en la soledad de la casa cuando, el teléfono interrumpe esa maravillosa tranquilidad y escucho a mi nieto con voz entrecortada y con preocupación, de inmediato me dirijo a donde se encontraba.

Resulta que por accidente, mi nieto lesionó a un joven con el auto que le regalé al cumplir los 16 años, en estos días estrenaba carro y permiso oficial de conductor, solo faltaba conocer el estado de salud del lesionado.

La tremenda sorpresa fue que el lesionado era pariente cercano de la novia de mi nieto, esto complicó la situación porque ahora se enteraban que mi nieto y ella se ostentaban como novios, lo cual desencadenó el malestar familiar de la novia.

Desde luego que me adelanté a explicar a los parientes del lesionado, que la aseguradora del auto se encargaría de los gastos como lo prevé el contrato póliza, si la compañía no cubría la totalidad de los gastos, desde luego que asumiría la responsabilidad.

No comprendo porqué la familia se negaba a llegar a un acuerdo, discutían una y otra vez una misma cosa, el asunto era crear el descontento familiar, pues, de ninguna manera aceptaban solución alguna.

Mientras, en el exterior del nosocomio se discutían los puntos fríos del accidente y parecía no haber arreglo alguno, hasta que fueron interrumpidos por el parte médico que da cuenta del deceso del accidentado.

Esto cambia radicalmente las cosas a tal grado que ahora se habla de homicidio y la discusión se vuelve incontrolable, a tal grado que prefiero dejar la continuación de esta historia en el próximo relato.

martes, 27 de septiembre de 2011

El camino largo

Todos los días sábado se reúnen los jóvenes del barrio para asistir al partido de fútbol pues han organizado un equipo que compite cada semana en uno de los campos instalados cerca de su domicilio.

Acudir cada semana al campo de juego se ha convertido en una rutina que poco a poco se torna tediosa, uno de ellos sugiere tomar otro camino para llegar al encuentro con mejor condición física al elegir un camino largo.

Van caminando por algunas calles que por momentos pareciera que solo están caminando en círculos que no los conducen a ningún lado, hasta que uno de ellos descubre el error y a partir de ese momento él toma la iniciativa de guiarlos.

Por motivo del tiempo perdido consideran que es urgente apresurar el paso, de otra forma perderán la competencia por inasistencia y no por falta de habilidad.

El apresurar el paso se convierte paulatinamente en carrera y por desgracia, presencian un accidente donde resulta lastimado un pequeño que pudiera ser vecino de cualquiera de ellos.

Algunos tratan de continuar su camino, solo uno de ellos se detiene, comienza a solicitar ayuda a las personas que van pasando y al poco rato llegan las asistencias adecuadas que se encargan del servicio.

El tiempo transcurrido indica que va a ser difícil cumplir con el compromiso del fútbol y piensa que lo mejor será llegar hasta el campo de fútbol y explicar la causa del retraso.

Las consecuencias no las cuantifica pues fue más importante el servicio prestado al niño accidentado, por razón humanitaria, como buena obra del día.

Al llegar al campo de juego encuentra que ambos equipos ya han iniciado el partido de fútbol, el entrenador le reprende por su falta y el se mantiene callado sin protestar.

En castigo, le impiden participar del encuentro pero él sigue firme en su convicción, entendiendo que lo que hizo fue con la esperanza de que el niño accidentado recibiera la atención debida.

El sábado siguiente se reúnen como de costumbre y deciden escoger el canino corto para evitar ser descalificados en caso de ocurrir otro imponderable y todos obedecen.

El entrenador decide no permitir a nuestro amigo participar en el encuentro porque considera que el castigo por haber fallado el sábado anterior debe ser más enérgico.

Termina el partido con un empate y todos se reúnen en uno de los costados del campo de fútbol, luego aparecen un grupo de personas, familiares todos ellos, y se dirigen al organizador del torneo.

Le describen el uniforme de uno de los equipos y caminan entonces al lugar donde se encuentra nuestro amigo y le entregan un obsequio de buen tamaño sin describir el contenido.

Piden que el organizador y el resto de los jóvenes se reúnan con el fin de exaltar la figura de nuestro amigo por la valentía de atender a su hijo en el accidente de la semana anterior, manifestando que gracias a la rapidez con la que atendió a su hijo, goza de salud completa.

Todos felicitan al joven y el entrenador promete que nunca más castigará a nadie, sin antes escuchado la disculpa.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Exceso de confianza

En el barrio viven muchos jóvenes más o menos de la misma edad y entre ellos existe una competencia permanente con la que demuestran sus habilidades.

No falta el joven que se convierte en el centro de atracción por ser el más inteligente o el más audaz, tampoco puede faltar el que se convierte en el blanco de burlas como lo es el joven con sobrepeso.

La ocurrencia es concertar una carrera entre el joven audaz contra el de mayor peso, con el fin de colocarlo en el pódium de la burla solo por divertirse.

Comienza entonces la promoción de una carrera entre esos dos personajes tan distintos entre sí, que los comentarios de todo tipo circulan por el barrio calificando la carrera de ridícula por la desigualdad evidente.

Es indudable que aún con desventaja, se integra el grupo que está a favor del joven de mayor peso, claro que no dudan que será el perdedor, sin embargo, esperan que la diversión que producirá el evento, será memorable.

El joven de mayor peso en realidad no desea competir, pero el grupo que lo apoya lo que menos le importa es lo que él piense, y todos los días lo animan a evitar que eluda la contienda.

De manera privada, el padre del joven audaz se acerca al contrincante de su hijo y le manifiesta la inconformidad de la carrera, trata de invitarlo a que desista, pero lo hace para protegerlo, desde luego que su proyecto fracasa.

Nuestro joven de muchos kilos de peso hace oídos sordos a la sugerencia, argumentando que no puede desistir, que prefiere perder la carrera que mostrarse como un cobarde.

Entonces el papá del joven audaz le dice: Me parece que tu actitud es valerosa, muestra que en verdad sí posees un carácter a toda prueba, entonces permite un consejo, acepta el reto sin objeciones, pero escucha:

Desde el inicio corre de manera firme y mantén una velocidad uniforme, no te detengas ante nada ni nadie, no temas, mi hijo es tan engreído que en cualquier momento cometerá un error y tú lo debes aprovechar, es posible que consigas el triunfo.

El día señalado se reunió una buena cantidad de espectadores, casi todos hacían bromas bastante pesadas del joven de gran peso, lo bueno es que aplicó los consejos del padre de su contrincante y no tomó en cuenta las burlas de los espectadores.

Inician la carrera y el joven audaz de inmediato toma considerable ventaja a tal grado que se pierde de vista, mientras tanto, los amigos del joven audaz siguen al “gordo”, como lo describen y le muestran helados dulces y hasta una tremenda hamburguesa.

Por fortuna los consejos del papá de su contrincante surten efecto positivo y no logran el objetivo, lo que determina que nuestro amigo continúe la carrera firme y continuada, nunca pierde la cadencia y rapidez del principio.

El tiempo corre y en la meta no aparece ninguno de los contendientes, hasta unos 10 minutos después a lo lejos se dibuja la silueta del joven de gran peso, solitario se acerca paulatinamente a la meta hasta cruzarla con el emblema de triunfo.

Cinco minutos más tarde, aparece la silueta del joven audaz que rápidamente cruza la meta y levanta los brazos en señal de triunfo pero nadie se acerca a él, lo que le obliga a conocer la causa de esa indiferencia y se percata que “el gordito” es el triunfador.

Los relatores de la carrera descubrieron que fue tanta su presunción que perdió el tiempo con una joven hermosa que se cruzó en el camino y por culpa de ella perdió la noción del tiempo, nunca pensó en las consecuencias de su inestabilidad emocional.

A partir de ese día, la popularidad del joven de sobrepeso, brilló como nunca en su comunidad.

sábado, 24 de septiembre de 2011

El pastor citadino

En un mercado ambulante se encontraba un niño de unos seis o siete años cuidando un rebaño de ovejas, su padre pretendía comercializar a los animales en un mercado ambulante de la gran ciudad, como se acostumbra en algunos lugares.
Me acerqué un poco más para conocer al niño, la intención era saber lo que pensaba al estar cuidando al rebaño, al verme pensó que le compraría alguno de los animalitos y señalando a cada uno de ellos le fijaba un precio determinado.
Luego fue acercando a cada uno de los animalitos y mostraba las características que él consideraba servirían para convencerme que se encontraban en perfecto estado de salud y que alimentándolos adecuadamente se convertirían en un excelente banquete.
El niño no me permitía hacer la pregunta base por la que me acerqué a el, era tal su entusiasmo de comerciante que hubo momentos en que involuntariamente traté de sacar la cartera para hacer la compra.
Me detenía, claro está, la incertidumbre sobre que hacer con el animalito, no conozco lo relacionado a la ganadería y mucho menos con la tablajería.
Le pregunté la causa por la cual se mantenía muy atento con los animales, me parecía que su cuidado era excesivo y me contesta que estaba rodeado de lobos el corral de los animalitos y que si se le llegaba a extraviar alguno su padre lo castigaría.
Intempestivamente me dice: Cuidado señor, detrás de usted se encuentra un lobo muy grande, pero no se asuste, yo me encargaré de espantarlo para que le haga daño.
Debo admitir que no me atreví a investigar como era el lobo, el factor sorpresa fue impactante y solo obedecí la indicación del niño sin condición alguna.
Sin mayor comentario, en el siguiente instante me dice: No se preocupe señor, el lobo se ha retirado, el peligro ya no existe, ahora sí, dígame cual de los animalitos le gusta.
Coloca frente a mí dos de ellos, los que consideró más apropiados para que aceptara a uno de ellos y sin dar tiempo a decir que no trataba de comprar, tomé la cartera y le entregué el monto de la compra.
No recuerdo que cosas más me dijo, y lo único que se me ocurrió fue decirle: Cuida tu a ese animalito, te lo obsequio, el será el primer ejemplar de la ganadería que fundas a partir de este momento.
Sin decir más me alejé algunos metros de manera que no me descubriera y tratar de entender lo que había vivido instantes atrás, el impacto fue mayúsculo cuando volví la vista hacia otro lado y al tratar de ver al niño, ya no estaba.
Lo curioso es que tampoco estaba el corral de las ovejas y permanecí por algunos minutos tratando de asimilar lo ocurrido, revisé mi cartera y en efecto, faltaba la cantidad que pagué y la verdad no se que fue lo que pasó.
Hasta la fecha conservo ese recuerdo y lo he colocado en la lista de mis obras buenas para dar una explicación a lo sucedido.

sábado, 17 de septiembre de 2011

El príncipe y el mendigo

Este cuento del príncipe y el mendigo es uno de mis favoritos, cuantas veces he soñado, que se repitiera en el momento actual, cuando parece que muchos gobernantes en el mudo debían cambiar por lo menos durante 24 horas su vida cotidiana.

La historia del príncipe y el mendigo refiere que se trata de dos personajes similares en apariencia, y que por accidente al cambiar de ropas, las circunstancias les colocan en sitios inversos y de ese incidente se desprende la historia.

Un viejo dicho popular indica que: más pierde el pobre cuando enriquece, que el rico cuando empobrece.
Este dicho ajusta a la perfección con el cuento, porque el verdadero príncipe se ve obligado por las circunstancias a conocer la verdadera forma de vivir del pueblo, con las carencias y sufrimientos que deben sufrir para sobrevivir.

Durante mucho tiempo insistió en demostrar que él era el príncipe y contaba lo ocurrido, pero claro está que nadie creía semejante historia, de manera que terminó por aceptar que nunca alguien le creería y adoptó con heroísmo su nueva vida.

Los conflictos sociales de la época hacen que el verdadero príncipe se vea obligado a participar como soldado del reino en una batalla que al final resulta una derrota estrepitosa.

Como la educación recibida por su padre y sus maestros le permite abrirse paso hasta llegar al general que tiene el mando del ejército, este lo escucha porque le pareció interesante lo que decía, le indicaba al general que la estrategia debía ser distinta y la describe.

El general le pregunta porque supone que la estrategia debe cambiar y el le contesta: Así lo haría mi padre el Rey, porque así lo aprendí de él.

En ese momento se descubre el cuello del príncipe y el general observa que en el cuello están unas líneas marcadas que el ahora general vio cuando nació el hijo del Rey.

Hasta entonces aceptó lo que el soldado le decía cuando solicitaba que le creyera su historia, en ese momento el general aceptó que se trataba del príncipe.

El general implementa la sugerencia del joven príncipe y resultaron triunfadores en esa batalla, por desgracia el Rey ya no la pudo disfrutar pues murió esa misma noche.

El príncipe recobró su identidad gracias al general y se restablecieron las identidades de él y del mendigo, pero el príncipe reconoció que de no haber ocurrido lo relatado, nunca se hubiera enterado de la realidad de su pueblo.

Fue coronado como Rey, por el general y la historia refiere un final feliz, es por eso que en párrafos arriba hablé de los gobernantes actuales, si se atrevieran a dejar en casa la investidura por lo menos 24 horas, comprenderían las cosas que no están haciendo bien.

Cuando tenemos la oportunidad de vivir las altas y bajas de un estatus social, es cuando mejor aprendemos la lección, creo que sería una buena práctica de este ejercicio por quienes pierden el piso, cuando consiguen un puesto de importancia en cualquier nivel.

Vale la pena ser o parecer por lo menos 24 horas un príncipe o un mendigo.