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sábado, 10 de septiembre de 2011

El nuevo día

Amanece y con dificultad logro ponerme en pié, me dirijo al baño, abro el paso al agua y espero que comience a salir caliente, entonces con un poco de flojera me coloco debajo del agua cálida, que impregna todo mi cuerpo.
Paulatinamente recupero el estado de vigilancia del día anterior y comienzo a pensar en las actividades para las próximas horas, acelero entonces el proceso de bañarme para hacer el resto de las cosas que me propuse.
Con la rapidez de que soy capaz termino el baño y continúo con el vestuario escogido para las actividades del día que comienza bastante inquietante por cierto.
Un ligero desayuno compone mi primer alimento y mi chofer se encuentra listo para conducirme a la oficina que se encuentra a una distancia de poco menos de cien kilómetros.
En el camino recibo una llamada telefónica de mi secretaria indicándome que ha concluido la lista del personal que debe ser despedido y que solo espera mi firma y habilitar el movimiento del personal que abandonará la empresa el fin de semana.
El despido laboral constituye uno de los más negros fantasmas que hoy en día azotan a esta sociedad puramente materialista y eso es algo que me preocupa, pues por la noche soñé que me despedían del trabajo.
Reconozco que amanecí muy alterado por ese sueño, ya que me provocó miedo, pero en realidad mi empresa se encuentra muy sólida y nada debe preocuparme en ese sentido pues los accionistas me han dicho que hoy más que nunca nuestro mercado se encuentra muy firme.
Este sueño se ha repetido un par de veces con cierta intensidad, tal parece que se trata de un asunto tipo trauma psíquico, posiblemente habré de indagar en mi pasado personal y en los valores transferidos por mis padres y la condición familiar.
Pudiera tratarse de una aviso o un miedo, o el reflejo de una liberación, pero yo me siento en situación ventajosa, más bien creo que estoy dando pie a satisfacer uno de mis íntimos deseos.
Puede también estarse poniendo de manifiesto aquella pequeñez que me hace sentir en inferioridad de condiciones, es posible que a la fecha no haya conquistado lo que mi subconsciente requiere.
Puede ser que mis competidores estén tramando algo contra mí, o tal vez alguna de mis empleadas de confianza no esté actuando con la honestidad que debiera.
En fin, creo que no vale la pena dar tanta importancia a un sueño, que al final de cuentas, los sueños, sueños son.
Intempestivamente siento que mi chofer me indica que hemos llegado y trata de despertarme de manera autoritaria y hace sonar un ruido como el de mi despertador, pero me sigue moviendo ahora con agresividad.
Finalmente abro los ojos y no entiendo porque no estoy en el asiento de mi carro, estoy en una habitación muy parecida a mi recámara y de momento escucho una voz femenina, es mi esposa que de manera autoritaria dice que ya está servido el desayuno.
Mi desconcierto ahora es mayúsculo, cual es el sueño y cual es la realidad, ¿podría usted explicarlo?