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martes, 22 de septiembre de 2015

Habitación del alma

Habitación del alma

Conforme a los libros de anatomía, sabemos dónde se encuentra cada uno de los órganos de nuestro cuerpo, inclusive su función, pero la curiosidad me conduce a tratar de imaginar en qué lugar del cuerpo se encuentra mi alma y como funciona, trataré entonces de buscar la respuesta que me ayude a despejar la incógnita.
La fisiología indica con gran exactitud la forma de trabajar de cada órgano y su importancia a lo largo de nuestra vida, por otro lado comprendemos que nuestro cuerpo contiene una gran cantidad de células agrupadas mediante un orden perfectamente definido y cada parte desarrolla un trabajo con una exactitud predominantemente justa y perfecta.
Por lo tanto, nuestro cuerpo se puede definir como la máquina más perfecta de la creación divina, y acentúo el concepto “creación divina” porque hasta ahora y tal vez nunca podamos fabricar una réplica tan perfecta como lo hace la naturaleza, o
Dios, como usted lo comprenda.
El hecho es que durante nueve meses nuestra madre pareciera que esculpe la hechura que ha de mantenerse en correcto funcionamiento por un número determinado de años, entendiendo entonces que somos parte de la materia que se encuentra en el universo, es por eso que le califico de creación divina.
Una vez cumplidos todos los requisitos, llega el momento de ser expulsado del vientre materno,
sabemos que todo ese tiempo de fabricación es mamá quien por medio de sus recursos corporales ha dado razón a ese milagro de la vida, pero ahora se presenta “el paso temerario”, salir y enfrentarse a la vida de manera autónoma, la ayuda materna se centrará en el cuidado solamente de la escultura viviente.
Es entonces, que “al llegar a este mundo” se le entrega a
ese nuevo ser humano el bagaje que lo acompañará durante el tiempo que se requiera y manifestar sus ideas, emociones, alegría y tristezas, triunfos y fracasos y estudio que le sea preparado como compromiso de vida y experiencia en la evolución que se le haya asignado.
Cumplir con todos los “encargos” no es cosa fácil, es por ello que se le entrega la herramienta adecuada que le
permitirá cumplir con los compromisos y esa herramienta no es otra cosa que su “alma personalidad” y la recibe en el primer instante, como lo declaran los todos los escritos que de esto hablan, que recibe dicha herramienta al tomar su primera dosis de aire, así se declara: “Y Dios creó al hombre con barro de la
tierra y le sopló en la nariz el aliento de vida y él vivió”.
En ese instante, ya no necesita el aliento de vida materno, ya es autónomo, ya es capaz de mover todo su cuerpo con las limitables primarias, pero ya habrá de “conseguir el pan con el sudor de su frente”, mediante el llanto tal vez y eso, gracias a que sus células cuentan con la “fuerza vital de vida”.

Cada una vibrando en perfecta armonía, en perfecto equilibrio, como todo lo que emana de la naturaleza divina, de tal suerte que no es difícil imaginar que la “casa” de nuestra alma se encuentre en el núcleo de cada célula, y cuando llega el momento final, se realiza la separación inevitable, la materia habrá de transformarse y el alma regresa al punto de origen, como lo ordena la naturaleza o Dios, como usted lo comprenda.

jueves, 8 de mayo de 2014

Naturaleza o divinidad

Cuentos y más
Naturaleza o divinidad

La naturaleza del espíritu o la diferencia entre alma y espíritu. Esta diferencia es distinta al significado que comúnmente se acepta para estas dos palabras. El hombre y los animales poseen alma, y el estudio de lo que es llamado alma, pretendo reciba considerable atención. El espíritu existe en toda la naturaleza y sirve de fundamento a toda la materia, desde el grano de arena más pequeño hasta lo más notable que se ha creado, el cuerpo del hombre está compuesto de espíritu así como todas las cosas materiales, y este cuerpo sirve de vehículo para la expresión del alma.

Se asigna polaridad negativa al espíritu, esto representa solo una forma simple de expresar el dualismo de la vida: Las fuerzas positivas y negativas puestas en acción, en este caso, la polaridad positiva y de equilibrio es el alma, pero no debemos considerar a una polaridad como buena ni a la otra como mala, sino más bien como dos polos diferentes de igual importancia para la vida.

Un principio a recordar es que la esencia de la materia nunca se destruye, es decir, el espíritu jamás se pierde, cuando cierta cantidad de fuerza o espíritu se usa en crear algún efecto, esa fuerza no se pierde y no se destruye al ser utilizada, solamente cambia su forma.  
   
El espíritu está siempre presente en alguna forma y en algún grado de actividad o forma; siempre existe y siempre está listo a llevar a cabo su función cósmica especial, si modificamos su acción, por ejemplo, cuando encontramos al espíritu en forma de vasija de barro o porcelana, lo podemos  golpear hasta convertirlo en pequeñas partículas, es decir, su forma cambia radicalmente, la acción y actividad del espíritu que constituyen la adhesión y cohesión, o la atracción y repulsión, es lo que hace que la materia se manifieste como lo hace.

Es evidente que hay una mente dentro de nosotros y en todo nuestro ser, la cual se encuentra en todas las células vivientes que forman cada parte de nuestro cuerpo. Esta mente que existe en las células, en los cristales y en todo elemento de la materia es la que produce sus extraños efectos, o mejor dicho, es la causante de la actividad independiente de las células y los cristales, al controlar su polaridad y atraer o rechazar otras células o elementos, al alimentarse, al dividirse y al continuar su existencia individual, como sabemos que lo hacen, por lo tanto, nuestro cuerpo está lleno de este poder de la mente, unido en una sola mente inseparable de la mente universal.

El espíritu está en toda la materia, nunca se pierde, solo se transforma. El alma es única, no existe copia, de tal suerte que usted nunca ejercerá acción idéntica a la de otra persona, puede experimentar lo que digo de la siguiente manera: Busque algún lugar que le permita estar solo, que nadie pueda interrumpirle por lo menos durante una hora, después, trate de imaginar cómo son sus pies internamente, revise donde nace la uña de cada uno de los dedos del pie derecho, analice la forma y colocación de los huesos que integran el pie en toda su estructura, tal vez hasta pueda imaginar la forma de las arterias y venas por donde viaja la sangre que empuja el corazón.

Le recomiendo que este análisis lo realice de la mejor manera posible, recuerde que este trabajo en realidad lo desarrolla su mente, que es manejada por esa alma personalidad que usted tiene, que es usted mismo, esto demuestra que la imagen percibida por usted nunca se va a parecer de manera idéntica a la que yo perciba ya que usted y yo somos distintas personas, somos distintas almas, inclusive si ambos tuviéramos oportunidad de ver el interior de su pie derecho sin la piel que lo envuelve, cada uno percibiría esa imagen de distinta manera.

A la imagen del pie que nos ocupa, visto por otra persona resultará distinto a las dos anteriores, es decir, surge una tercera opinión, o sea que ya contamos con tres opiniones distintas aunque parecidas y pueden sumarse
las opiniones que usted imagine y seguirán siendo distintas pero similares y la respuesta considero que es muy sencilla, todos procedemos del mismo espíritu material, pero todos tenemos una mente distinta que además es manejada por una alma distinta, pero como nuestra procedencia es la misma, todas las opiniones tienen un valor determinado que nos invita a actuar casi de la misma forma en una misma situación.


¿Será entonces que San francisco de Asís tuvo razón? El declaro que todas las especies animales son hermanas porque procedemos del mismo tipo de espíritu, es decir, que todos nosotros somos parte de lo mismo, pero cada uno con una “forma” distinta, que la materia de nuestros antepasados solo ha sido transformada y que la diferencia entre nosotros es lo que definimos como “alma” y que lo que nos hermana es el espíritu, porque procedemos de una naturaleza divina.